Esta semana he tenido una conversación con un amigo, que os voy a contar.
Es al hilo de la crisis económica, de los acontecimientos ocurridos el otro día en Grecia (manifestación durante la cual incendiaron una oficina bancaria, muriendo tres personas que estaban dentro), y del momento histórico tan excepcional que estamos viviendo… ¿Sobrevivirá el Euro? ¿Quebrarán algunos países? ¿Será el nuestro uno de ellos? ¿Pinchará la burbuja de la deuda pública en todo el mundo? La cosa tiene su miga.
Mi percepción es que la crisis (en España) está siendo muy dura para la gente con patrimonio acumulado (en inmuebles, acciones, fondos, etc.) cuyo valor se ha depreciado enormemente; y devastadora para la gente que tenía un trabajo poco seguro y lo ha perdido. Te pones en el lugar de una familia sin ingresos de ningún tipo, y es para echarse a temblar.
Pero la crisis apenas está afectando, por ahora, a la clase media mayoritaria en este país (a la que probablemente pertenecemos todos los aquí presentes), integrada por personas que no tenemos un patrimonio acumulado, pero sí un trabajo más o menos estable que nos ofrece unos ingresos relativamente seguros, aunque no sean elevados.
Por ese motivo no se percibe demasiado la crisis en la calle (los centros comerciales están llenos, los bares y restaurantes completos, los atascos siguen como siempre)… porque a un segmento mayoritario de la población no le está golpeando significativamente. Por otra parte, el dato oficial de desempleo (20%) probablemente no se corresponda con el dato real: esa misma cifra es la que se suele ofrecer como porcentaje aproximado del PIB que representa la economía sumergida en este país, lo que nos da una buena pista de por dónde van los tiros.
Pues bien, yendo al grano, este amigo mío de quien os hablo es mitad griego, tiene familia en Grecia y viaja a ese país con regularidad, por lo que aproveché para dirigirle la gran pregunta que todo el mundo se hace en estos días… ¿España es como Grecia?
Y me dio una respuesta que me pareció muy interesante, porque no hacía referencia a las cifras y porcentajes de déficit y deuda pública que se difunden en la prensa a diario, sino que se basaba en una percepción personal y directa sobre la realidad social.
Según me cuenta este amigo, existe una diferencia sustancial entre España y Grecia.
El punto de partida es el mismo: ambos países nos hemos beneficiado de una financiación exterior muy barata como consecuencia de la entrada en el Euro.
¿Y qué hemos hecho con este dinero?
La visión sobre la situación de España la compartimos: todo el mundo que tenga ojos puede ver que ese dinero prestado se ha gastado a lo bestia.
Por el lado del sector público, se han construido innumerables infraestructuras (autopistas y más autopistas, aeropuertos, metros, trenes de alta velocidad); se han aumentado y mejorado considerablemente los servicios públicos (salvo el servicio más importante de todos, que ha sido desmantelado a conciencia –a la educación pública, me refiero-); y las Administraciones han crecido, en medios personales y materiales, de forma absolutamente descontrolada.
Por el lado del sector privado, se han construido cientos de miles de casas, que se encuentran ahora sin comprador (la cuenta de la vieja: 1.000.000 de pisos sin vender * 200.000 Euros/piso = 200.000 millones de Euros de agujero); se han creado miles de negocios y puestos de trabajo poco productivos, y se ha consumido también de forma desorbitada (casas, coches, viajes, etc).
En suma, hemos vivido -como país- muy por encima de nuestra capacidad productiva real, hemos vivido de prestado, y somos perfectamente conscientes de ello. Nos toca volver a la cordura, y pagar los excesos y deudas del pasado. No somos tan ricos como nos creíamos.
Y como lo sabemos, probablemente soportaríamos pacientemente y sin demasiados conflictos sociales las medidas de ajuste necesarias (ya se adopten voluntariamente por algún gobernante mínimamente capacitado, o ya nos vengan impuestas por la realidad en defecto de lo anterior).
En Grecia, la situación es muy distinta. Según me cuenta mi amigo, allí no se han construido infraestructuras desde hace años, los servicios públicos funcionan igual de mal que siempre, no se ha producido un boom de la construcción como aquí, y, sobre todo, la gente ha vivido, en general, con lo justo y sin grandes lujos.
¿Qué se ha hecho en Grecia con el dinero recibido? No se sabe, o se sospecha lo peor. Y aquí radica el gran cabreo de los griegos, reflejado en la violencia de sus manifestaciones. Y la diferencia con la actitud de los españoles.
La situación económica es muy parecida en ambos países: tenemos que devolver una masa ingente de dinero, y para eso tendremos todos que trabajar más y ganar menos.
Pero mientras que los españoles podemos ver a dónde ha ido el dinero que nos hemos gastado (o malgastado), los griegos no lo pueden ver.
Nosotros (hablo muy en general, por supuesto), somos conscientes de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Los griegos, por el contrario, tienen la sensación de que han sido estafados, robados… y por eso salen a quemar el Parlamento.
Y esta sería la diferencia de fondo entre ambos países.
Dicho lo cual, veremos qué pasa aquí realmente como al final no nos presten dinero del exterior, o si revienta el Euro y se acaba el dinero barato. Desde luego que las charletas de café cobrarán intensidad, jeje. Eso como mínimo.
Para ambientar gráficamente esta entrada os traigo dos fotos que he tomado esta misma mañana con el teléfono móvil; son fotos de protestas, ¡qué apropiado!
La primera foto es de una manifestación de aparejadores, que protestaban por algo relativo a sus competencias profesionales.
Y la segunda es una protesta contra la SGAE, con motivo de unos despidos que han debido realizar. Han colgado carteles en todos los árboles que rodean su sede.
Estos carteles no son nuevos, ya los había visto hace tres o cuatro semanas. La sede de la SGAE está situada en una zona de copas, y aún así nadie los ha quitado ni vandalizado.. ¡hasta qué punto llega el consenso anti-SGAE!
De paso os comento que la SGAE tiene su sede en un edificio de estilo modernista, muy poco común en Madrid… es ése de color marrón claro (en femenino: crema, beige, canela, etc…) que sale detrás.
