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domingo, 14 de abril de 2013

Londres (II)

Comencemos esta visita virtual a Londres en el mismo punto en que terminó la entrada del concurso: sentados en el asiendo delantero del segundo piso de un Routemaster..



El Routemaster es el modelo clásico de autobús de dos pisos de Londres, eldetoalavía. Cuando estuve allí hace nueve años, todavía eran mayoritarios. Desde entonces los han ido suprimiendo por viejos y por contaminantes, aunque los han conservado en algunas líneas por aquello de la tradición (a la que tan aficionados son los ingleses).

En la imagen siguiente podemos ver un Routemaster rodeado de otros dos modelos más modernos. Tomé la foto justo después de bajarnos de ese mismo autobús, sin ser consciente en ese momento de que en su interior se encontraba el gorro que llevaba para el frío, el cual me había dejado allí olvidado..



Empiezo por esta historia de autobuses porque constituyen el mejor medio de transporte para quien visita Londres como turista. Resulta comodísimo subirse a cualquiera de ellos, y desde esa altura privilegiada de su segundo piso, ir conociendo la ciudad mientras se hace camino.

Lo mejor es sacarse un billete de validez diaria (Day Travel Card, se llama), que te permite usar autobuses y metro ilimitadamente durante todo el día. Cuesta 7,30 libras, que vienen a ser unos 9,50 Euros. No es complicado moverse en autobús, porque los recorridos están muy bien explicados en cada parada..



Y si resulta que te equivocas de autobús, pues no hay problema. Te bajas y pruebas con otro, porque si algo no falta en Londres son eso, los autobuses..



Y pasando ya a otras cosas, en este vídeo que sigue, dedicado a Londres, salen un imágenes muy reales de la ciudad, like it is.



Por mi parte, de las fotos que hice he elegido para el blog las que ahora siguen. El criterio de selección ha sido un poco arbitrario, por no decir caótico, jeje; pero bueno, tampoco me sería posible ofrecer aquí una visión completa de Londres... quien tenga ese interés, mejor que se compre una guía turística de verdad.

Las dos primeras fotos que vienen están tomadas en el barrio de Notting Hill. Esta zona tiene la particularidad de que muchos de sus edificios se encuentran pintados de vivos colores, circunstancia llamativa en una ciudad poco colorida como Londres. Los sábados por la mañana ponen un mercadillo callejero en la Portobello Road, y allí que nos fuimos..





Esta siguiente es una foto del techo del gran atrio circular al que se accede nada más entrar en el British Museum, el cual que sirve como espacio de distribución intererior. La entrada al museo es gratuita, pero te sugieren que realices un donativo de cinco libras introduciendo el dinero en una gran urna de cristal. No es una sugerencia coactiva. Si no quieres "donar", no pasa nada.



Ahora, una de monumentos: en primer plano la Catedral de Westminster, y al fondo a la derecha una torre del Parlamento



Este es un tramo muy típico de la Regent Street, poco antes de llegar a Picadilly Circus.



Esta que sigue es una foto del plato nacional inglés, el famoso "Fish and Chips". Se toma principalmente en la comida de mediodía, el lunch, que hacen allí entre las 12:00 y las 13:30 más o menos. Consiste en la mitad de un pescado blanco, rebozado y frito, que acompañan con patatas fritas y salsas varias.



Tradicionalmente se dice que la comida inglesa es mala, lo cual nunca he entendido demasiado bien.

Por un lado, siempre he pensado que con todo lo que llueve allí, las materias primas -tanto las verduras, como por ello también la carne- deberían ser buenas. Sin embargo, la visita al mercadillo de Notting Hill me hizo ver algo que las verduras que producen son pequeñajas, de aspecto mortecino.. y eso sólo puede deberse a la falta de sol. Tienen agua, pero no tienen sol.

Por otra parte, se dice que los ingleses no disfrutan tanto de la comida como lo hacemos nosotros. Cuesta creer que sean tan prácticos y avanzados para unas cosas, y tan primitivos -de ser cierta esa fama que arrastran- en el aspecto gastronómico. Aunque bien pensado... es posible que, precisamente por ser tan prácticos, coman con el único y exclusivo interés de alimentarse, de absorber nutrientes, cual amebas..

Pero en Londres sí se pueden encontrar lugares donde comer bien (aunque no barato; "Londres" y "barato" son palabras incompatibles). En particular, hay muchos restaurantes especializados en la gastronomía de otros países, que tienen fama de ser buenos. Es el caso de los restaurantes indios y chinos. En Londres hay un barrio chino, un Chinatown (pequeñito, nada que ver con el de Nueva York), repleto de restaurantes chinos de calidad. Estuvimos cenando en uno de ellos llamado Imperial China, del que me habían hablado bien, y comimos bien. Y el último día fuimos a comer a otro restaurante que también me habían recomendado, llamado Hakkasan, el cual aprovecho para recomendar yo también desde aquí (me refiero al de Hanway Place, pues tienen otro abierto en Mayfair que no conozco). Esta es una foto del lugar:



Las fotos que siguen están tomadas desde la gigantesca noria que fue instalada en la orilla sur del Támesis con ocasión del cambio de siglo.

En la primera foto, tenemos una vista de la propia noria en primer plano, y del Parlamento a lo lejos; está tomada casi desde el punto más alto de la noria. En la segunda, podemos ver el breve momento en el que unos coloridos trenes alegran por unos instantes el gris paisaje londinense. Y en la tercera, vemos la torre The Shard, de reciente construcción, que es el segundo edificio más alto del Europa y el primero de la Unión Europea. Tiene un mirador arriba que no llegamos a visitar, por lo que queda para la próxima (aunque por lo que he visto, no es barato: 29,90 libras te cobran por el acceso).







Con frecuencia te encuentras con perspectivas curiosas. En la foto siguiente vemos a The Shard (del año 2012) formando parte aparente de la Torre de Londres (del año 1066).



Finalizo la entrada con par de vídeos.

El domingo por la mañana fuimos a darnos un paseo final por el centro, y según nos acercábamos a Trafalgar Square comenzamos a escuchar unas campanas. Eran las 10 de la mañana, y la iglesia de San Martin in the Fields llamaba a sus fieles. Me puse a grabar sobre la marcha, y obtuve una extraña composición, una especie de Concerto de campanas y tubos de escape.


Esa misma mañana, paseando por St. James Park, dimos con una pareja de patos que claramente estaban comunicándose entre sí. ¡De verdad que parecía que estaban hablando!


Y esto es básicamente todo. Espero volver a Londres antes de que pasen otros nueve años, porque es una ciudad verdaderamente excepcional.

miércoles, 10 de abril de 2013

Londres (I)


El jueves pasado nos fuimos a Londres Clara y yo, más mi tía Mati (lectora de este blog), más el hijo de trece años de un primo mío. ¡La Extraña Cuadrilla! :-D

Comienzo con algunos datos prácticos del viaje, por si le pueden resultar de utilidad a algún lector interesado en realizarlo también.

Hicimos el viaje con Easyjet. Es la primera vez que volaba con esta compañía de bajo coste, y acabé contento. Ni punto de comparación con Ryanair. Tienes un poco más de espacio en cabina (dentro de que, como en toda aerolínea, meten en el avión cuatro veces más personas de las que razonablemente caben), y además no parece que vuelas en un mercado medieval ambulante. Ni reparto de lotería, ni venta de chuminadas, ni trompetas al aterrizar, ni todas esas bobadas propias de Ryanair. Y una ventaja adicional importante es que aterrizas en el aeropuerto de Gatwick, bien comunicado con Londres (no sé dónde aterriza Ryanair, si en Luton, en Stanstead, o en algún aeropuerto cercano a Escocia; pero que debe ser a tomar viento de Londres, de eso estoy seguro).

Para entrar en Reino Unido basta con el DNI, pero si alguien dispone de un pasaporte biométrico de los nuevos, le interesará llevarlo, porque hay un servicio de ingreso automatizado que te ahorra una gran cola de gente (me refiero siempre a ciudadanos de la UE).

Llegas a una zona especial, donde comienzas el trámite introduciendo el pasaporte en una máquina; si te da el OK, se enciente una lucecita verde, se abre una puerta, y entras en una especie de cabina donde el sistema te hace una foto; y si después de la foto la máquina te vuelve a dar el OK, entonces se abre una segunda puerta y ya estás en el lado de dentro del país.

Para ayudar a la gente en todo ese proceso, pululaba por allí una señora policía de unos sesenta años  de edad, que te daba las indicaciones oportunas con una amabilidad extrema, como si hubieras llegado a su casa para tomarte el té de las cinco. Si en algún momento la máquina no te da el OK, no te saltan encima unas cuchillas trituradoras ni nada de eso, sino que pasas a otra fila donde un ser humano te mira el pasaporte.

Para el traslado de Gatwick a Londres existen dos servicios de tren distintos, ambos con llegada a la estación de Victoria. El Gatwick Express, y el servicio convencional de la Southern Line. Este segundo  servicio es mucho más barato y sólo tarda diez minutos más, con lo cual constituye una buena opción.

Desde Victoria al hotel nos desplazamos en este taxi tan patriótico..



Nos alojamos en un hotel situado en la Russell Square. Se trata de una zona magnífica para quedarse, pues se encuentra bien comunicada por metro y autobús con el resto de la ciudad, bien provista de servicios, y suficientemente cercana a los lugares de mayor interés como para poder acercarse a ellos dando un agradable paseo.

Y en cuanto a la ciudad, pues qué puedo decir.. De Londres me gusta sobre todo el ambiente inglés. La gente es muy correcta, los servicios funcionan todos muy bien, y se respira un ambiente de relajación que se echa de menos por aquí. Por poner un ejemplo: pongamos que en un puesto de guardia, hay un jinete a caballo (en este caso, resultaba ser una chica) que debe estar allí quieto y vigilando. La gente llega y se pone junto al caballo para hacerse una foto. Y no pasa nada. El jinete se limita a mantener el caballo lo más quieto posible, y nadie vocifera a los turistas para que se larguen de allí. Simplemente  ponen un cartel avisando a la people que el caballo te puede arrancar la mano de un mordisco. Y a partir de ahí, que cada uno haga lo que mejor le parezca.



Si no lo termino dejando correr, otro día subo algunas fotos más y un par de vídeos curiosos. ¡Bye bye!