Mostrando entradas con la etiqueta Ladrillos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ladrillos. Mostrar todas las entradas

martes, 2 de julio de 2013

Un momento magnífico

Sobre el manido tema de la crisis, llevo tiempo con una idea en la cabeza que me gustaría compartir con los lectores del blog.

Según la perspectiva ortodoxa del asunto, España se encuentra inmersa en una grave crisis económica y en el peor posible de sus momentos.

Quienes tienen una visión “radical” –por llamarlo de algún modo- del tema, consideran que la raíz del problema se encuentra en el sistema politico-económico, que habría fracasado. Abogan, en consecuencia, por un cambio de sistema. A grandes rasgos, sería la opinión que -en España- mantienen Izquierda Unida, o los famosos “indignados”.

Quienes son partidarios del sistema, por el contrario, entienden que la crisis obedece a un problema coyuntural: básicamente, a la interrupción del crédito. Defienden la necesidad de adoptar “políticas de crecimiento”, burdo eufemismo para no utilizar las palabras “aumentar la deuda”, o “darle a la maquinita de hacer dinero”. También a grandes rasgos, es la opinión de los principales partidos políticos (PP, PSOE, UPyD, CIU, PNV).

La idea que pretendo compartir sería una perspectiva más bien heterodoxa del asunto. Y esta idea es la de que España se encuentra atravesando un momento magnífico de su Historia.

Evidentemente, quienes vivimos en el país tenemos más dificultades que unos años atrás. Mucha gente se enfrenta a situaciones muy graves (pérdida de empleo o de vivienda), y el resto de los ciudadanos también tenemos, en mayor o menor medida, nuestros propios problemas. Todo esto ya lo sé, porque lo veo y lo vivo todos los días. 

Pero no estoy pensando ahora en la concreta generación que en el momento presente habita el país, sino al país entendido como entidad o cuerpo social que trasciende a las generaciones. Es en este segundo sentido en el que pienso que España se encuentra en un buen momento.

Una explicación resumida de esta idea, sería la siguiente. El diagnóstico ortodoxo anterior me parece bastante simplista (al menos en lo referido a España, que es lo que conozco). Y es que la crisis económica –que indudablemente existe-, no es una causa, sino un mero efecto. Es un síntoma. La causa que se encuentra detrás de la crisis económica es una crisis política. Y esta crisis política también tiene su propia causa que la precede y genera: una crisis ética en la población. En esta crisis ética es donde se encuentra la raíz verdadera del problema.

Para empezar, es muy fácil constatar que el origen de la crisis económica se encuentra en una crisis política. Por poner un único ejemplo, y no extenderme todo lo que podría, me limitaré a recordar lo que ha ocurrido con las entidades bancarias. Los bancos privados españoles no han necesitado recibir ayudas del Estado. Tienen problemas, pero los están solventando por sus propios medios (básicamente, a costa de sus clientes), sin necesidad de recabar dinero del contribuyente. Han sido exclusivamente las cajas de ahorros, gestionadas por los políticos -con criterios políticos y no profesionales-, quienes han generado un agujero negro financiero de tal calibre que el Estado no ha podido cubrirlo por sus propios medios, viéndose obligado a pedir el auxilio de la Unión Europea (el famoso rescate).

Los políticos, que no son tontos, rápidamente transformaron las "cajas" en "bancos" cuando aquéllas colapsaron. De este modo, todas las entidades -tanto las que han recibido ayudas públicas como las que no- se denominan formalmente “bancos” hoy en día, lo que da pie a que se difumine el origen político del agujero y se confunda con un origen meramente financiero o bancario. Pero con este cambio de nombre no engañan a quienes no nos queremos dejar engañar: la realidad es que estamos pagando una ruina causada esencialmente por los políticos. 

Utilizo aquí el concepto de “política” en un sentido amplio, extensible a cualquier ámbito de dirección y toma de decisiones. En este sentido, me refiero también al mundo de la empresa privada. Y al igual que las decisiones de los políticos españoles han sido por lo general nefastas –motivadas muchas veces por el exclusivo interés individual de la reelección, o por su enriquecimiento personal, y no por el interés general-, también las decisiones de los empresarios se han dirigido, por lo general, a obtener un enriquecimiento rápido con el menor esfuerzo posible, y no a la voluntad de crear una empresa con la que obtener un beneficio a largo plazo como consecuencia derivada de una innovación o de una aportación genuina al progreso general de la sociedad.

Pero dentro de esa amalgama de “actuaciones directivas”, quienes más daño o beneficio pueden causar con sus decisiones y actitudes son, indudablemente, quienes más responsabilidades tienen. Y éstos son, fundamentalmente y antes que los empresarios, los políticos, que son quienes cuentan con el inmenso poder de escribir lo que quieran en el Boletín Oficial de rigor.

Hasta este punto del razonamiento se ha llegado con frecuencia, para terminar concluyendo que la culpa de todo lo que ocurre es de los políticos.

Pero esa conclusión no deja de ser, también, un poco simple. Y sobre todo muy sencilla, demasiado. Debemos avanzar un poco más.

Si viviésemos en una dictadura, si una persona se hubiese alzado con el poder contra la voluntad de los ciudadanos y estuviese tomando todas las decisiones políticas, podríamos con toda justicia echarle la culpa de todos los males del país.

Ahora bien, en España existen 400.000 políticos electos (o al menos esa es la cifra comúnmente aceptada). Y no se trata de 400.000 marcianos aterrizados en una meganave espacial, sino de 400.000 españoles como cualquiera de nosotros.

Indudablemente, se trata de un número lo suficientemente elevado como para que pueda considerarse –aunque sólo fuera por razones numéricas o estadísticas- como una muestra representativa del conjunto de la población española.

Pero ocurre, además, que se trata de personas a quienes hemos votado; esto es, son personas a quienes  los españoles hemos elegido libremente por considerar que son nuestros más válidos representantes.

Toca, pues, dejar de echar balones fuera, y mirar a nuestro interior. ¿Acaso los políticos actúan de manera diferente a como actuamos los ciudadanos al tomar nuestras decisiones personales? ¿Acaso nosotros sacrificamos siempre nuestros intereses personales por el interés general?

En mi opinión, la respuesta es que no. Los ciudadanos, a nuestro nivel, actuamos de forma muy parecida a como, a su nivel, lo hacen los políticos. No es una diferencia de esencia, sino de magnitud. Ellos hacen más daño sólo porque están en una posición más determinante, no porque sean peores.

Otra forma de verlo: si todos los españoles tuviésemos una ética individual intachable, sería matemáticamente imposible que existiese un solo político corrupto. Y si no fuesen “todos” los españoles los que tuvieran esa ética, pero sí al menos una “gran mayoría”, se podría llegar a colar algún político corrupto entre los 400.000 elegidos, pero difícilmente todos los políticos corruptos que existen.

En definitiva, la causa de la crisis política se encuentra en la previa crisis ética que afecta a los ciudadanos.

Y ahora viene la parte buena de la historia.

En los últimos tiempos, cuando uno abre un periódico o pone las noticias en la tele, se encuentra ante un desfile de “escándalos” que son objeto de enjuiciamiento por los jueces y tribunales. Todos conocemos a sus protagonistas, empezando por la familia real, continuando por representantes políticos de todo género y condición, y terminando por chorizos de medio pelo que prosperaron en la época de bonanza económica.

Sin duda, esta sucesión de relatos sobre las chorizadas producidas se puede hacer a veces cansada, por repetitiva. Pero, desde mi punto de vista, ESTO ES SENCILLAMENTE GENIAL, porque constituye justamente el tratamiento necesario y preciso para la enfermedad real que padece el país.

Esa cantinela de las “políticas de crecimiento”, o de los sistemas político-económicos alternativos, me parecen bobadas que se inventan los políticos para desviar la atención de la gente hacia los temas accesorios, y salvar su culo en las cuestiones fundamentales. Como en la celebérrima frase de "El Gatopardo", que todo cambie para que todo siga como está.

Lo verdaderamente eficaz -aunque sea a fuerza de ejemplo y repetición constante-, es que se grabe a fuego en conciencia de la gente que saltarse las normas establecidas, en beneficio de uno mismo y en detrimento del conjunto de la sociedad, es algo intrínsecamente malo. Sin excepción.

Y como creo que estamos en ese proceso de grabación, pienso que el momento es muy bueno.

Mi confianza, de todas formas, es limitada, pues los mecanismos mentales de auto-justificación son espectaculares. Mucha gente es capaz de indignarse con el malvado Urdangarín, y acto seguido falsear cualquier requisito para obtener alguna subvención pública, o pedir un servicio sin factura para evitar el IVA, etc.. Sin darse cuenta que, en el fondo, se trata de lo mismo.

En realidad, no confío demasiado en que los adultos vayamos a cambiar. Los adultos no cambiamos. Pero sí creo, o quiero creer, que este bombardeo mediático centrado en la condena a la corrupción puede provocar entre los más jóvenes una intolerancia absoluta ante el choriceo, el engaño, y la desidia en la gestión, llevándoles a guiar su conducta conforme a esa posición ética.

De ocurrir esto así, el momento actual de España sería infinitamente mejor que el pasado reciente –pasado en el que, al calor del crédito fácil, toda desidia o chorizada pasaba desapercibida mientras la economía iba supuestamente sobre ruedas-, y el futuro se presentaría muy prometedor.

Si unos españoles decentes comenzaran a elegir a unos políticos decentes, la economía funcionaría de maravilla.

Y sin duda ocurrirá que dentro de unos cuantos años la presente lección se olvidará, volveremos a vivir un tiempo de falsa bonanza, y finalmente nos encontraremos en una situación similar a la actual. Eso es una consecuencia necesaria del carácter cíclico de la Historia.

Pero si mi diagnóstico de la situación es el correcto (esto es, si todo lo que llevo escrito no fuera una sarta de tonterías sin sentido..), España se encuentra, ahora mismo, en la fase ascendente de la curva que representa los ciclos a largo plazo. ¡En un momento magnífico!


jueves, 3 de enero de 2013

Las causas de las cosas


Hace un par de días he aprendido algo interesante que voy a tratar de compartir con vosotros. Digo que "voy a tratar" porque no sé si lo sabré explicar perfectamente bien. Vamos a probar.

Estudiando el problema de la inteligencia humana, del agente intelectivo, Aristóteles consideró como elemento esencial o definitorio de tal agente la realización de operaciones de autoconsciencia; esto es, la capacidad que tiene la consciencia humana de separarse de su propia materialidad circundante para analizarla desde fuera, para intervenir racionalmente sobre ella. 

Aristóteles atribuyó a este agente intelectivo un carácter natural, por considerar que su origen se encontraba en el propio ser humano; sin bien, en cuando que esas operaciones de autoconsciencia se encontraban fuera de las leyes de la necesidad natural, empleó el término “divino” para identificarlo. Llamó “vida divina” a esta capacidad humana de separación e intervención sobre la pura materialidad. 

Tras la muerte de Aristóteles, la escuela que fundó (el Peripato) se disolvió con bastante rapidez. Y entre finales del s. II y principios del s. I antes de Cristo, se produjo una división entre los comentaristas aristotélicos en lo relativo a la conceptuación del agente intelectivo. Esta división iba a tener importantes consecuencias para la posteridad. 

El agente intelectivo fue considerado: a) bien como un ente espiritual separado del cuerpo, o b) bien como un ente divino presente en el interior del cuerpo humano. 

La primera postura la adoptó inicialmente Temistio, a quien siguieron los pensadores medievales cristianos que utilizaron el aristotelismo para construir una teología sin las contradicciones platónicas (Santo Tomás de Aquino, como el más significado entre ellos). Estos pensadores convirtieron el agente intelectivo de Aristóteles en el alma humana real, a la cual conceptuaron como una entidad separada, responsable de las funciones espirituales que no proceden del cuerpo material. El alma humana dota al cuerpo de la capacidad intelectiva, y se separa de él tras la muerte para responder de sus actos ante Dios. 

La segunda postura antes indicada la adoptó Alejandro de Afrodisia. Este comentarista entendió que si el agente intelectivo se encuentra separado del cuerpo humano y es "divino", entonces es Dios. Toda la capacidad intelectiva del ser humano dependería entonces de lo que Dios infunda al cuerpo a través del alma. El ser humano se convierte en un mero receptáculo del agente intelectivo, o lo que es lo mismo, de Dios. Esta versión del agente intelectivo aristotélico la trasladó Averroes al islam.

De este modo, en el cristianismo se llegó a la conclusión de que, aunque el alma es espiritual, el hombre goza de libertad de acción. Tanto la ética como la política son obras libres humanas, sin perjuicio de la responsabilidad final de las almas ante Dios. 

Gracias a esta concepción de fondo, en el ámbito cristiano fue posible alcanzar la secularización durante la Ilustración. 

Por el contrario, en el mundo islámico se consideró que el ser humano carece de libertad de acción, y que no tiene aptitud alguna para construir una ética o una política puramente humanas. 

Debido a esta concepción de fondo, no se ha producido la secularización en el mundo islámico hasta ahora, y es tan complicado que alguna vez se consiga. 

Y esta es toda la historia.

Termino con una foto que he tomado esta tarde volviendo a casa. No tiene nada que ver con la entrada, sólo que me ha parecido que esta casa tiene una iluminación muy cuidada.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Clown, Augusto y Contraugusto

Navegando por internet, he descubierto algo interesante que desconocía. Y es que los payasos, en sus actuaciones, adoptan unos modelos de personaje que se encuentran bastante predeterminados. 

Dice la Wikipedia: "El oliver, conocido en España como clown, amo de la pista, aparentemente, digno y profesional, es el tipo más antiguo de payaso. El augusto de nariz roja, personaje loco y grotesco, hizo su debut en 1870. Con la aparición de los tríos con payasos, a principios del siglo XX, aparece el contraugusto, el payaso que nunca entiende nada." 

Gaby, Fofó y Miliki se ajustaban como un guante a esta descripción. 

1º. El Clown (u Oliver). Wiki: "Vestido con un traje brillante y serio, es aparentemente digno y autoritario. Porta la máscara de Pierrot: un maquillaje blanco, y la ceja (en ocasiones) dibujada en la frente, reforzando el carácter del payaso. El rojo se utiliza para los labios, la nariz y las orejas. Una mosca, alguna referencia a las copas, se coloca en el mentón o la mejilla. El payaso blanco es guapo, elegante, petulante, a veces autoritario y malicioso, refuerza la valía del augusto." Este era Gaby (no vestía de blanco, pero todo lo demás resulta exacto). 

2º. El Augusto. Wiki: "Lleva habitualmente la nariz roja, un maquillaje que combina negro, rojo y blanco, peluca grotesca, ropa de colores brillantes, zapatos enormes, y es totalmente impertinente y es el promotor de todo tipo de travesuras. Desestabiliza al payaso blanco, desbaratando todas sus iniciativas. Con su intervención, la catástrofe está asegurada." Este era Fofó, aunque a Fofó le vimos menos porque murió muy pronto. Menudo drama fue aquello. 

3º. El Contraugusto. Wiki: "Es el segundo Augusto y su complemento. "Augusto del Augusto" es un payaso torpe que no entiende nada, lo olvida todo, y cuyas acciones terminan siempre en un desastre". Este era Miliki. Desde mi punto de vista, era el más querido de los tres.

La Wiki habla también de un personaje llamado "Tony", pero no queda del todo claro si es una variante del "Augusto", o sólo una forma distinta de denominar a este último (la verdad es que el artículo que estoy copiando es interesante, pero un poco confuso). 

Sobre este Tony, la Wiki dice lo siguiente: "Su configuración, definida hacia 1870 a partir del “augusto”, el payaso bobo, que, cuando trata de ayudar a cambiar los aparatos en la pista, se cae rodando por el aserrín, o se enreda los pies en las alfombras, fue creado por el ecuyere Tom Belling, en 1864, en el circo alemán Renz, cuando el artista, molesto por tener que ayudar en la pista y para divertir a sus colegas, se pone un traje demasiado grande y se muestra tan torpe que despierta gran hilaridad en el público. El éxito hace acallar la furia del director, que le pide que repita su actuación y la desarrolle cada vez más. “Augusto”, el apodo alemán para las personas torpes, queda para este personaje en Europa; y “Tony” se usa en Argentina, Chile y Bolivia por la fama del payaso inglés Tony Grice. El tony, con su demasiado grande o demasiado pequeño traje (generalmente negro en Europa y de colores fuertes en América), hace contraste con el elegante atuendo blanco o rosado con aplicaciones de figuras, bordados o lentejuelas, las medias blancas y los zapatos de baile del clown. El lujo y la marginalidad confrontan los personajes." 

Y termino con una curiosidad (otra más) que viene en la misma página: "La fobia a los payasos se conoce con el nombre de coulrofobia. Se define como un persistente, anormal e injustificado miedo a los payasos."

jueves, 18 de octubre de 2012

Belchite (Zaragoza)

Continuando con la entrada anterior.... Desde Cariñena nos acercamos a visitar el pueblo de Belchite, situado a 42 km de distancia. Allí tuvo lugar una batalla durante la Guerra Civil española, que dejó la localidad arrasada. Después de la guerra, Franco decidió conservar las ruinas y reconstruir el pueblo entero a junto a ellas.

Las ruinas se pueden visitar por las mañanas, de 10 a 14 horas. No obstante, no debe ser difícil acceder a las mismas a cualquier otra hora, pues el recinto es muy grande y no está cercado (quizás ese horario se refiera sólo al minúsculo punto de atención al visitante, situado en el interior del antiguo arco que sirve como puerta de entrada a las ruinas). 

Este es el arco de entrada:


Bajo ese mismo arco tomé la foto siguiente, en la que se puede ver el comienzo de la calle principal del pueblo, por la cual se inicia la visita.


Uno puede caminar libremente entre las ruinas, que se extienden por una zona que tendrá aproximadamente un kilómetro de largo, por quinientos metros de ancho. El paseo, como se puede suponer, resulta sobrecogedor. Unas pocas fotos:











Y ahora viene el rollo filosófico que me sugirió esta visita. Me llamó la atención el contenido de la pequeña hoja informativa que te entregan en la entrada. En la hoja figura un plano del pueblo en ruinas, y la identificación de los edificios más destacados. Lo curioso del asunto es que la hoja contiene únicamente información sobre los aspectos artísticos de los edificios singulares (como por ejemplo, el dato de que la iglesia que sale en las fotos 5, 6 y 7, llamada de San Martín de Tours, es Patrimonio de la Humanidad). Pero no se hace en esa hoja ni la más mínima referencia al calamitoso estado en que se encuentran esos edificios que se dicen tan valiosos, o el pueblo entero... como si nada pasase, como si fuese lo más normal del mundo caminar por las calles de un pueblo en ruinas. 

Pienso que este silencio no es casual, ni producto de un error, sino la consecuencia de que -por increíble que sea- en España no parece posible todavía abordar el tema de la Guerra Civil desde una perspectiva histórica. ¡Y han pasado 75 años desde 1937! 

Comprendo que la generación de mis abuelos –la de las personas que vivieron y participaron en la guerra- no pudieran tener otra visión de la guerra distinta de la puramente personal. Lo injustificado sería lo contrario, pues evidentemente hay cosas que no se pueden olvidar. Pero los integrantes de esa generación han desaparecido casi todos, y los pocos que quedan tienen ahora alrededor de los cien años de edad. Puedo incluso comprender que dentro de la generación de mis padres –los nacidos en fechas próximas a la Guerra Civil-, que rondan ahora los 75 años de edad, puedan existir algunas personas incapaces de ver la guerra como un acontecimiento meramente histórico, por haber visto marcada su existencia de alguna forma esencial por ella. Ahora bien, que integrantes de mi generación –personas nacidas en torno a la muerte de Franco, que tenemos ahora alrededor de los 40 años-, no sean capaces de pensar en la Guerra Civil como una parte superada de la historia, es algo que verdaderamente me asombra. Y no hablemos ya de toda la gente de generaciones posteriores a la mía (que empieza a ser demasiado numerosa, jeje), que todavía se siente partícipe de una lucha contra Franco o contra la República.. 

Me parece a mi que la mentalidad española es demasiado proclive a crear mitos (religiosos, políticos, sociales.. la materia da un poco igual), y ajustar su pensamiento a esos mitos de una forma acrítica y comodona. Lo considero un síntoma de pereza intelectual, o de inseguridad, o vaya usted a saber de qué. En esto tenemos bastante que aprender de los anglosajones. 

Y es una pena, porque analizar el pasado con una perspectiva histórica resulta de la máxima utilidad; se pueden detectar y analizar los impulsos y las motivaciones de las generaciones pretéritas, los efectos positivos y negativos de unos y de otras, y obtener así conclusiones muy valiosas y de utilidad para la consecución de un progreso (verdadero) en el presente. Lo contrario -introducirse en la lucha del pasado (introducirse intelectualmente, por supuesto, sin jugarse realmente la vida en una trinchera)- supone revivir de forma continua el pasado, tropezando eternamente con la misma piedra como si de una maldición bíblica se tratase. De esta forma, el pasado deja de servir como instrumento de progreso, para convertirse en una condena al atraso.

Y a todo esto… ¿qué pasó en Belchite? Tuve que acudir a la wikipedia para enterarme de lo que ocurrió. El pueblo estaba ocupado por las tropas de Franco. El ejercito republicano (varias divisiones regulares y las Brigadas Internacionales), que tenía en ese momento como misión principal la recuperación de Zaragoza, se detuvo en su camino hacia esa ciudad para conquistar del Belchite, pues constituía un objetivo aparentemente fácil de conseguir. Sin embargo, el asunto no resultó tan sencillo. Finalmente los republicanos se hicieron con Belchite, pero el esfuerzo y el tiempo perdido en esa tarea les impidieron conquistar Zaragoza. Para la República se trató de una “victoria pírrica” (en el sentido correcto del término): una victoria aparente, que realmente constituye una derrota estratégica. Para los franquistas supuso un negocio propagandístico redondo, lo cual explica que, de todos los pueblos que resultaron destruidos en España, fuese precisamente Belchite el elegido para ser conservado, pues: a) los “responsables” del destrozo fueron los republicanos, dado que eran los atacantes, y b) los “héroes” de la batalla fueron los defensores franquistas, que no se rindieron y dieron su vida por la causa. Si todo lo anterior se explicara adecuadamente, llegarían los visitantes a algunas conclusiones interesantes, como que la historia la escriben los vencedores, y que los “símbolos” no siempre representan fielmente la realidad general que pretenden demostrar. Se recordaría incluso la importancia de mantener los objetivos principales frente a los accesorios, que comentaba el otro día. 

Pero el silencio histórico no se limita al folleto que te entregan en la entrada del pueblo, sino que se extiende a la existencia misma de estas ruinas de Belchite. Yo supe que de su existencia hace años, ojeando un antiguo libro de viajes por España. Pero no recuerdo haber visto, leído u oído jamás ninguna publicidad, reportaje, artículo o comentario, sobre este lugar tan especial. 

¿Qué se podría haber hecho con este lugar (tras el fallecimiento de Franco, se entiende), o qué se podría hacer todavía? Si uno reflexiona sobre los acontecimientos que allí se produjeron con una visión histórica, tiende a sentir por igual todas las muertes que se causaron, y a comprender mejor la tragedia que supone una guerra. Una función muy evidente de este lugar (aunque sea un poco manido, todo sea dicho) sería la defensa de la paz, claro está. 

Y se me ocurre una idea más, muy positiva, que transmite una visita a las ruinas de Belchite en estos tiempos de crisis que nos atenazan, y es la siguiente: si después de una guerra que destrozó moral y materialmente el país, España fue capaz de salir adelante.. ¿cómo no vamos a superar una crisis meramente financiera? 

Pero no, por el momento se prefiere que este lugar permanezca enterrado en el olvido; y que si algún visitante despistado accede a ellas por casualidad, se vaya a su casa con la idea de que “las ruinas de Belchite son un testimonio del trabajo de nuestros antepasados, de las raíces y huellas de un pueblo y una cultura”, y de que “si alguna etiqueta estilística hay que poner a la villa, es la de mudéjar”. So ist das Leben.

domingo, 15 de julio de 2012

Sobre los funcionarios

Hoy voy a comentar brevemente las últimas noticias económicas de España, y los acontecimientos que en relación con ellas se están produciendo. 

Una noticia es que España ha pedido a la Unión Europea ayuda financiera para el sector bancario (un “rescate”). A cambio de su concesión, la Unión Europea va a controlar de ahora en adelante el sistema bancario español (una “intervención”). 

Otra noticia es que España ha solicitado una prórroga en los plazos previamente establecidos para reducir el déficit público (un “rescate”). A cambio de la concesión de esta prórroga, la Unión Europea ha obligado a España a tomar las medidas que sean necesarias para cumplir con el límite de déficit público en los nuevos plazos acordados (una “intervención”). 

Aunque en puridad se trata de asuntos distintos, presentan un origen común y una coincidencia temporal que permite identificarlos y resumirlos en una sola frase: la Unión Europa le da dinero a España, y a cambio le impone medidas de austeridad. 

(Antes de seguir, haré un inciso. Existe la creencia generalizada, en España y fuera de ella, de que Alemania está rescatando a los países pobres del Sur, dándoles ingentes cantidades de dinero. Esto no es exactamente así. El dinero de los rescates procede de un fondo al que contribuyen todos los países de forman parte del euro, en proporción a su PIB. Alemania, al ser el país más grande, es el país que más contribuye en términos absolutos –algo así como un 28%-. Pero España contribuye con la cuota que le corresponde –algo así como un 12%- De forma que, proporcionalmente, España contribuye exactamente igual que Alemania. Con una pequeña diferencia: mientras que Alemania se financia actualmente al 0% -sin duda por sus propios méritos-, España lo hace al 7% -por sus propios deméritos-. Lo cual significa que el esfuerzo real que realiza España para contribuir al fondo común y a la construcción europea, es muy superior al esfuerzo que hace Alemania. El hecho de que esta idea, tan sencilla de entender, no se sepa trasladar a la opinión pública y/o hacer valer en la Unión Europea, es una muestra más de la incapacidad de nuestros políticos). 

Bien, continúo mi rollo. La opinión general es que la “parte buena” del asunto es recibir el dinero de Europa, y la “parte mala” la intervención a la que nos van a someter. Yo lo veo justo al revés. En mi opinión, la “parte mala” de la historia es que nos prestan 30.000 millones de euros (por ahora), pues es una cantidad que habrá que sumar a todo lo que ya debemos, y devolverla algún día con sus intereses. Y la “parte buena” es, por el contrario, la denostada “intervención”. El hecho de que sean funcionarios de la Unión Europea quienes controlen el sistema bancario, y quienes impongan la reducción del déficit, es algo que me parece magnífico. Que quiten a la caterva de impresentables que tenemos como dirigentes políticos toda la capacidad de decisión que sea posible. Yo me quedo así más tranquilo. 

Pero en este punto nos encontramos con un problema muy grave, gravísimo, y probablemente sin solución. En los países del norte de Europa, bastante más normales y más serios que nosotros, los políticos sirven al pueblo que les elige (o al menos yo me lo quiero imaginar así). En consecuencia, cuando desde esos países ordenan a los políticos españoles que, puesto que piden dinero de la hucha común, tengan la bondad de gastar menos de lo que ingresan, están dando por supuesto que los políticos españoles adoptarán las medidas de reducción del gasto e incremento de los ingresos con arreglo a un criterio racional que consista en perjudicar lo menos posible a los ciudadanos, en particular, a los más desfavorecidos económicamente. 

Pues conviene que los políticos europeos sepan que, en esa suposición, se equivocan de plano. 

Sobre los famosos “recortes” se podría hablar largo y tendido. Aquí voy a centrarme únicamente en una parte del problema, que es el de la Administración Pública. Y dentro de esta parte, me gustaría comentar un aspecto muy particular: la naturaleza de la relación que existe entre los políticos –entendiendo por tales a los cargos electos-, y la Administración Pública –entendiendo por tal a los funcionario públicos-. Pues de esta relación, de lo que debería ser y de lo que ocurre en la realidad de las cosas, nace gran parte de los problemas. 

En un país normal, la Administración Pública se encuentra integrada por funcionarios, que se incorporan a ella tras superar un proceso público de selección, basado exclusivamente en criterios de mérito y capacidad. Los funcionarios constituyen la personificación del Estado, y la inamovilidad de la que gozan se justifica por la necesidad de permanencia y continuidad del propio Estado, con independencia de los cambios que se produzcan en la dirigencia política. La Administración es una maquinaria, un instrumento, un ente políticamente neutro, que actúa según las instrucciones que reciba del político que acceda al poder. Una Administración Pública independiente constituye un requisito básico de la democracia, pues su existencia permite que la alternancia política se convierta en una operación relativamente sencilla. 

A nivel teórico y legislativo, lo anterior ha estado bastante claro en España desde el s. XIX. Pero, ¿qué se ha ocurrido en la práctica? ¿Se han respetado los principios teóricos en el terreno de los hechos? 

El último gran cambio político en España fue la transición desde una dictadura a la democracia, que tuvo lugar entre los años 1975 (muerte de Franco) y 1978 (promulgación de la actual Constitución democrática). No tengo apenas información cómo era la realidad de las cosas en época de Franco -en relación con este asunto que comento-, pues esa época casi no la viví. Pero lamentablemente tengo algunos motivos para pensar que entonces la realidad no se alejaba demasiado de la teoría (no sería por apego a una democracia que no existía, sino por puro conservadurismo o tradicionalismo decimonónico, pero el caso es que el funcionario público era una figura respetada). 

 La Constitución de 1978 recogió en su articulado la independencia de la Administración Pública respecto al poder político. Esto, como digo, no era ninguna novedad, pues así se reconocía también en la legislación vigente en época de Franco, o en la precedente Constitución Republicana de 1931. 

Con la llegada de la democracia se comenzaron a celebrar elecciones libres, y por primera vez en la historia española (salvo un breve intervalo de tiempo durante la Segunda República), los políticos empezaron a ser a ser elegidos por el pueblo, y no por el rey o el dictador de turno. 

Desgraciadamente, esta legitimidad de origen se les subió a los políticos a la cabeza. Con la idea de que tienen detrás de ellos al pueblo, el sacrosanto pueblo que no se les cae de la boca a la hora de justificar todas sus actuaciones, los políticos han asumido que todo les está permitido. 

Y lo que han hecho ha sido asaltar el Estado. En lugar de limitarse a dirigir políticamente la Administración Pública, como tenían que hacer, en cuanto han podido han tratado de prescindir de la Administración existente. 

 Para un político, la Administración supone un problema porque: 

A).- Se encuentra en la tesitura de tener que dirigir a personas que son inamovibles y no tienen una adscripción política especial, por lo que no tiene ninguna garantía de que, llegado el caso, un funcionario pueda negarse a ejecutar órdenes que considere contrarias a la Ley.. ¡o incluso denunciar sus intenciones si pretende alargar la mano hacia el cofre del Tesoro! 
B).- Ya están ahí, formando parte del órgano administrativo del que se trate, todas las personas que, en principio, debe necesitar; por lo que el político se ve privado en gran medida de satisfacer ese ansia de poder que le corroe por dentro, ese ansia de erigirse en Sumo Hacedor y, cual emperador romano, mover discrecionalmente su dedo bobalicón para designado a las personas que habrán de cobrar un suculento sueldo procedente del erario público gracias a su Enorme Magnanimidad, y que le deberán por ello Eterna Gratitud. 

En consecuencia, los políticos han creado en infinidad de lugares y a todos los niveles (Estado, Comunidades Autónomas, Ayuntamientos, Universidades, etc...), mediante diversos subterfugios, auténticas administraciones paralelas, para las cuales han designado a una pléyade de “asesores” y de “altos cargos”, con sueldos siempre muy superiores a los de los funcionarios públicos de verdad, y sin procesos selectivos objetivos, o con procesos amañados. No han podido desmantelar la Administración Pública de verdad porque lo prohíbe la Ley, pero la han conseguido soslayar con sus administraciones paralelas. 

Este sistema administrativo absolutamente corrupto y enloquecido se ha podido sostener económicamente en el tiempo gracias a los ingentes ingresos fiscales que se han producido en los últimos años como consecuencia de la burbuja inmobiliaria. 

Ahora ha pinchado la burbuja, y se han desplomado los ingresos. Sin embargo, el gasto estructural permanece inalterado, porque nos encontramos con una Administración Pública, la de siempre, y con multitud de administraciones paralelas creadas por los políticos. 

¿A qué está bastante claro lo que tendría que hacer el Gobierno para recortar el gasto de personal? 

Pues lo que ha hecho no es fumigar las cucarachas, sino, como todo el mundo sabe, quitar la paga de Navidad a todos los funcionarios de la Administración Pública, más tres días de vacaciones. Y estas medidas a quienes se aplican con toda seguridad es a los funcionarios de verdad. A los chupópteros de las administraciones paralelas todavía está por ver si les afecta. 

Lo cual explica muy bien el cabreo generalizado que existe entre los funcionarios públicos, porque las injusticias molestan. 

Hoy se ha convocado una manifestación de funcionarios a través de las redes sociales, sin apoyo de partidos políticos ni de sindicatos. Se ha celebrado frente al Congreso, y nos hemos pasado un momento por allí. Hemos llegado pronto y apenas había gente. No parece que la convocatoria haya sido un éxito, la verdad sea dicha, aunque no sé qué ocurrirá esta noche. 

Siguen unas pocas fotos que he tomado. En la primera se puede ver, al fondo, al pequeño grupo de manifestantes. En las siguientes, el impresionante dispositivo policial que se había montado para proteger el Congreso, no se sabe muy bien de qué. La Carrera de San Jerónimo estaba cerrada a cal y canto. 

Estos políticos tienen más miedo que vergüenza.





sábado, 14 de abril de 2012

Un abrazo fraterno..

No deja de sorprenderme la ineptitud descomunal que continuamente demuestran esos fulanos de la especie humana a quienes denominamos, con justificado desprecio, “los políticos”, para ejercer la acción de gobernar.

Mira que entre la gente normal, en el seno de eso que solemos denominar “la sociedad civil”, encuentras con relativa frecuencia a personas extraordinariamente capacitadas para el ejercicio de su actividad habitual, cualquiera que ésta sea; personas cabales, rigurosas, que desarrollando con seriedad sus ocupaciones, realizan una valiosa aportación al progreso y al bienestar de la sociedad.

Uno tiende a pensar que unas elecciones libres y democráticas tendrían que conducir, necesariamente (¡aunque sólo fuera por un imperativo estadístico!) a que la ciudadanía seleccionara, para el ejercicio del poder público, a un conjunto de esas personas excepcionales que se encontraran especialmente dotadas para la difícil acción de gobernar.

Pues no es así. La experiencia reiterada nos demuestra que el verdadero trabajo de un político no consiste en “ejercer el poder en beneficio de la sociedad”, sino en “ganar las elecciones”. El político necesita ganar las elecciones porque esa es la puerta que abre paso a todo lo demás.. y luego ya se verá -piensa él- si "todo lo demás" es gobernar en estricto beneficio de la sociedad, o de su partido, o de sus amigotes, o de uno mismo. Luego ya verá uno a qué intereses sirve, pero lo primero es lo primero..

La cualidad esencial que define a un político es, por lo tanto, su capacidad para convencer a los ciudadanos de que le voten. Y eso nada tiene que ver con la capacidad para gobernar. Son capacidades distintas, y no necesariamente coincidentes. Es más, se viene a demostrar que a los políticos la acción de gobernar en beneficio de la sociedad les importa poco o nada en si misma, sino que sólo constituye para ellos un instrumento más a su disposición para conseguir el éxito en la única acción que verdaderamente les interesa: la acción de ganar las elecciones.

Viene todo esto a cuenta del espectáculo que se ha montado en España en los últimos días en relación con los problemas de Repsol en Argentina. Hemos escuchado auténticas barbaridades procedentes del Gobierno. Primero sale el tal Soria (¿alguien más se ha dado cuenta de que tiene la misma cara que Aznar, sólo que sin bigote?), hablando de “agresión”, y de “hostilidad hacia España”. Luego sale la otra diciendo también nosequé. Aparece seguidamente un perfecto don-nadie calificando a Argentina como “apestado internacional”. Y termina el tal Margallo (un bocazas integral, como se ha podido comprobar en los cuatro meses que lleva en el machito) soltando que este asunto puede romper los “lazos económicos y fraternales” (¡nada menos!) entre España y Argentina.

Me quedo a cuadros escuchando y leyendo todo eso. Usar ese tipo de lenguaje, en estas circunstancias (¡ni que hubieran bombardeado las Canarias!), no sólo no lleva a ningún sitio, sino que con toda seguridad será contraproducente y producirá un daño a España más grave del que se pretende evitar.

Nos encontramos ante el enésimo ejemplo de actuación política incomprensible, negativa, que es obra de personas que han acreditado capacidad para ganar unas elecciones, y -al menos en este caso- incapacidad para gobernar.

Para que no se me diga que es muy fácil criticar, que hay que ser constructivo… ¡pues voy a serlo! Me voy a tomar la molestia de hacer el trabajo de los políticos, y explicarles lo que podrían haber dicho en lugar de todo lo anterior:

“Hola, muy buenas tardes (educación ante todo). Según la información que nos ha facilitado la empresa Repsol, esta entidad está sufriendo un trato abusivo por parte del Gobierno argentino en ese país. No queremos inmiscuirnos en los asuntos internos de otros países, pero la protección de los ciudadanos y empresas españolas en el exterior es algo que nos incumbe directamente. Le estaríamos muy agradecidos al Gobierno argentino si nos pudiese informar sobre las actuaciones realizadas hasta la fecha en su país en relación con la empresa Repsol-YPF, y sus razones para llevarlas a cabo, para que podamos contar con una visión completa y más exacta de la situación. Ofrecemos la colaboración del Gobierno español para alcanzar una solución dialogada y de consenso a todos los problemas que puedan existir. Solicitamos al Gobierno argentino que trate con justicia y equidad a la empresa Repsol-YPF y confiamos en que así será; de lo contrario, y muy a nuestro pesar, nos veríamos obligados a tomar todas las medidas jurídicas y comerciales que procedan y estén a nuestro alcance, en defensa de la citada entidad. Queremos subrayar, en cualquier caso, que una puntual discrepancia jurídica o comercial frente a una actuación concreta del Gobierno argentino, no afecta en absoluto al aprecio fraternal que nos merecen un país amigo como Argentina, y el conjunto de sus ciudadanos.”

No voy a entrar en el fondo de este asunto, porque ni tengo toda la información, ni creo que sea un problema tan sencillo como para abordar en la entrada de un blog. Me refiero estrictamente al acto político de España, consistente en la elección del mensaje que se transmite: ¿no hubiera sido más adecuado, y probablemente más eficaz, un mensaje de este estilo o parecido, en contraposición al mensaje que se ha enviado? Vamos, digo yo.

Aprovecho para enviar un abrazo fraterno especial a los amigos argentinos, jeje..

domingo, 22 de mayo de 2011

Una de rabiosa actualidad (y III)

Tercera y última entrada sobre el asunto que nos ha venido ocupando estos últimos días.

Ayer, sábado, tuvimos en Madrid un día radiante, y el centro de la ciudad se encontraba repleto de madrileños y de turistas paseando tranquilamente.

Este fin de semana, una “atracción” importante de la ciudad está siendo la acampada de la Puerta del Sol.

Ayer parecía el día de los discursos en Sol. En dos puntos de la plaza se habían instalado unos rudimentarios altavoces, y uno de los “organizadores” pasaba el micrófono a quien se lo pidiese para decir allí lo que quisiera. Los jóvenes hablaban de sus problemas para encontrar trabajo, y los viejos contaban sus batallitas de la época de Franco y animaban a los jóvenes a continuar hasta el final con esta “revolución” que se estaba produciendo.

Una circunstancia llamativa de esta acampada de Sol es que está siendo promovida por gente jovencísima, estudiantes en su mayoría, y está recibiendo el apoyo entusiasta de gente muy mayor, jubilados.

Se cumple a rajatabla esa especie de regla humana según la cual las personas, a medida que envejecemos, nos vamos haciendo niños de nuevo.

Desde el punto de vista “generacional”, este “movimiento del 15-M” parece una lucha planteada por los hijos, con apoyo de los abuelos, en contra de los padres.

Gente de mediana edad no se ve mucha por allí (sí entre los visitantes, pero no entre los participantes activos). También es verdad que un ambiente de mensajes etéreos y asambleas interminables no es el más atractivo para gente con poco tiempo libre y con obligaciones terrenales de todo tipo.

Los organizadores de la acampada han establecido un sinfín de comisiones y subcomisiones para ocuparse de los aspectos prácticos de la revolución. ¿Será posible que, algún día, alguna revolución luche contra la burocracia?

Se ha establecido una pequeña guardería, donde hay tantos niños como madres (ni estaban los niños solos a cargo de un cuidador, ni estaban los padres de las criaturas –estaremos de revolución, pero con las cosas importantes no se juega..-). Habían puesto alrededor muchos carteles de “prohibido hacer fotos para proteger la intimidad de los niños”, por lo que me abstuve de tomar ninguna (se puede decir que he acatado la autoridad del gobierno revolucionario).

En un momento en que nos pusimos a andar por la calle que cruza la Puerta del Sol (pues la zona peatonal estaba casi toda ocupada), uno de los organizadores de la acampada provisto de un chaleco reflectante (de la comisión de tráfico rodado, seguramente), nos indicó amablemente que caminásemos por la acera para que los coches pudiesen circular sin problemas.

Para terminar. Un ejemplo magnífico de la seriedad con la que estos chicos se están tomando la protesta, es que ¡¡no se bebe alcohol en la plaza!! Quieren evitar que se confunda su acampada con un “botellón”, y su protesta con un acto de fiesta. Hay carteles pidiendo a la gente que no beba, y la gente efectivamente no bebe.

Esto es todo por mi parte. Este asunto daría para escribir mucho más, pero no quiero meterme a fondo en el meollo de la cuestión. Aunque me ha resultado inevitable incluir alguna opinión personal que otra, no he pretendido polemizar sobre el tema, sino realizar una descripción más o menos objetiva de este acontecimiento tan notorio que se ha producido tan cerca de mí. Y que cada lector, saque sus propias conclusiones.




viernes, 20 de mayo de 2011

Una de rabiosa actualidad (II)

Hoy he vuelto a pasarme por Sol, hacia las cinco de la tarde. La situación allí ha evolucionado notablemente, como se puede apreciar comparando las fotos de esta entrada, con las fotos de la entrada anterior.

Se ha incrementado el número de gente que participa en la acampada. La infraestructura de alojamiento que han levantado tiene, de repente, un aspecto sorprendentemente sólido, estable.. ¿permanente?

El movimiento se encuentra, en estos momentos, en su fase álgida. Los participantes están muy animados, de buen humor, y muy satisfechos con la atención mediática que están recibiendo. El ambiente, en el interior del gran reciento cubierto que se extiende ya por gran parte de la plaza, es muy agradable.

El núcleo de la protesta está formado por jóvenes estudiantes (de finales de secundaria y universitarios), que han traslado a la Puerta del Sol las conversaciones y debates que tendrán con sus amigos sobre el césped del campus, esas conversaciones en las que se buscan, y por supuesto se encuentran, las soluciones mágicas y perfectas para todos los problemas de la vida. Se les nota en los ojos la ilusión que tienen por lo que están haciendo. Más de uno se estará sintiendo adulto por primera vez.

En la entrada anterior fui un poco injusto al comentar que esta gente defiende, como sistema político, la “dictadura del proletariado”. Hoy les he visto hablar y les he visto las caras mucho más de cerca, y no pienso que sea así. Es gente que actúa de buena fe, y ni se pasa por sus cabezas la idea de una dictadura. Realmente están convencidos de que se podría nacionalizar todo el sistema productivo, empezando por la banca, y gestionar luego eficazmente ese patrimonio de forma asamblearia.

Mañana, día de reflexión electoral, promete ser un día grande en Sol. Me volveré a pasar por allí.

Una cosa es clara: esta gente ha conseguido ya robar a los partidos políticos todo el protagonismo público del que esperaban disfrutar en estos días previos a las elecciones, lo cual me parece bastante beneficioso para la salud mental de los sufridos ciudadanos.

Y otra cosa también es clara: la repercusión de toda esta historia, por importante que esté siendo, resulta estrictamente mediática. Fuera de los estrechos límites de la Puerta del Sol, la vida se desarrolla exactamente igual que de costumbre. Incluso a cincuenta metros de la plaza (última foto). De no ser por la información que los medios de comunicación ofrecen continuamente sobre la noticia, nadie en la ciudad de Madrid, que no pasara por Sol, tendría el mínimo motivo para sospechar que algo se está allí cociendo.

Aquí están las fotos de hoy. Incluyo además un video, tomado en una zona de la plaza donde se facilitaba a los visitantes papel y lápiz para que escribiesen sus propuestas y las introdujesen en una urna, al objeto de ser posteriormente debatidas “en asamblea”.
















miércoles, 18 de mayo de 2011

Una de rabiosa actualidad..

Hoy, entre las seis y las siete de la tarde, me he pasado por Sol para ver con mis propios ojos la manifestación-acampada que tan de moda se ha puesto en estos dos últimos días.

Un movimiento ciudadano de base, no impulsado (que se sepa) por partidos políticos o sindicatos, siempre es algo que merece atención.

A la hora en que he estado, habría en la manifestación unos pocos cientos de personas. En el momento en que escribo estas líneas (23:00 de la noche), los periódicos on-line mencionan la presencia de “miles” de personas, y publican unas fotos donde la plaza aparece efectivamente mucho más llena que esta tarde. Yo hablo sólo de lo que he visto.

A las 7 de la tarde había por la plaza, además de los manifestantes, muchos curiosos como yo, muchos turistas extranjeros haciendo fotos como si estuvieran en los toros, y mucha gente tomando cervecitas, como si nada ocurriera, por las terracitas de las calles aledañas.

Entre quienes se podían identificar como manifestantes, la gran mayoría eran gente joven, estudiantes probablemente, que llevaban puesto el uniforme que podríamos calificar (así, en general) como “de hippy actual”. Algunos se encontraban sentados en círculo, debatiendo entre ellos y con el público circundante, a modo de una improvisada asamblea.

La característica más llamativa de este movimiento social es que no pide el voto para ningún partido político en las elecciones que se van a celebrar el próximo domingo. Al contrario, se denuncian, entre otras cuestiones, la partitocracia rampante en este país, y se anima a los ciudadanos a no votar como forma de protestar contra la situación política y económica.

Los vestíbulos de entrada al metro de Sol se encontraban empapelados de mensajes. Con la lectura de estos mensajes, y la demás información que publican los medios de comunicación, queda claro que el movimiento forma parte de la izquierda política: junto a los mensajes críticos con los partidos, muchos otros –la gran mayoría, en realidad- se muestran contrarios al “mercado”, al “capital”, al “liberalismo”, etc… y, en general, a todos los demonios característicos de la izquierda.

Sospecho que una dictadura del proletariado no es precisamente la solución a nuestros problemas, y que quienes allí la defienden lo harán porque se verán a si mismos, llegados a esa situación, confortablemente instalados en el poder, y no en el papel de esclavos que más probablemente les tocaría en suerte. Y propuestas prácticas, la verdad, no he visto que hagan ninguna.

Pero lo cierto es que no van desencaminados en el diagnóstico del problema político existente. Efectivamente, los partidos lo han invadido todo, y están asfixiando a la sociedad y a la economía. Aunque esto daría para escribir largo y tendido.

En cuanto a la pregunta.. este movimiento social, ¿será flor de un día, o repercutirá significativamente en la vida política española?, mi opinión, con arreglo a lo que yo he visto con mis propios ojos hoy a las 7 de la tarde, es que será flor de un día. Quienes allí estaban eran justamente quienes cabía esperar que estuvieran, transmitiendo el mensaje que transmitían. O sea, más de lo mismo, nada nuevo bajo el sol.

La clave para que el movimiento tuviese alguna continuidad sería que se uniese al mismo –quizás ahora lo están haciendo, y no me estoy enterando- gente con más responsabilidades que los estudiantes que yo he visto, gente que viva menos en el mundo de las discusiones teóricas, y más en la realidad práctica. Y, desde luego, que se involucren muchas más personas en el asunto, porque cuatro, o cinco, o incluso diez mil personas manifestándose, en un país con cinco millones de parados y nosecuantos millones de mileuristas… pues no representan nada, la verdad sea dicha.





viernes, 7 de mayo de 2010

Sobre Grecia y los griegos

Esta semana he tenido una conversación con un amigo, que os voy a contar.

Es al hilo de la crisis económica, de los acontecimientos ocurridos el otro día en Grecia (manifestación durante la cual incendiaron una oficina bancaria, muriendo tres personas que estaban dentro), y del momento histórico tan excepcional que estamos viviendo… ¿Sobrevivirá el Euro? ¿Quebrarán algunos países? ¿Será el nuestro uno de ellos? ¿Pinchará la burbuja de la deuda pública en todo el mundo? La cosa tiene su miga.

Mi percepción es que la crisis (en España) está siendo muy dura para la gente con patrimonio acumulado (en inmuebles, acciones, fondos, etc.) cuyo valor se ha depreciado enormemente; y devastadora para la gente que tenía un trabajo poco seguro y lo ha perdido. Te pones en el lugar de una familia sin ingresos de ningún tipo, y es para echarse a temblar.

Pero la crisis apenas está afectando, por ahora, a la clase media mayoritaria en este país (a la que probablemente pertenecemos todos los aquí presentes), integrada por personas que no tenemos un patrimonio acumulado, pero sí un trabajo más o menos estable que nos ofrece unos ingresos relativamente seguros, aunque no sean elevados.

Por ese motivo no se percibe demasiado la crisis en la calle (los centros comerciales están llenos, los bares y restaurantes completos, los atascos siguen como siempre)… porque a un segmento mayoritario de la población no le está golpeando significativamente. Por otra parte, el dato oficial de desempleo (20%) probablemente no se corresponda con el dato real: esa misma cifra es la que se suele ofrecer como porcentaje aproximado del PIB que representa la economía sumergida en este país, lo que nos da una buena pista de por dónde van los tiros.

Pues bien, yendo al grano, este amigo mío de quien os hablo es mitad griego, tiene familia en Grecia y viaja a ese país con regularidad, por lo que aproveché para dirigirle la gran pregunta que todo el mundo se hace en estos días… ¿España es como Grecia?

Y me dio una respuesta que me pareció muy interesante, porque no hacía referencia a las cifras y porcentajes de déficit y deuda pública que se difunden en la prensa a diario, sino que se basaba en una percepción personal y directa sobre la realidad social.

Según me cuenta este amigo, existe una diferencia sustancial entre España y Grecia.

El punto de partida es el mismo: ambos países nos hemos beneficiado de una financiación exterior muy barata como consecuencia de la entrada en el Euro.

¿Y qué hemos hecho con este dinero?

La visión sobre la situación de España la compartimos: todo el mundo que tenga ojos puede ver que ese dinero prestado se ha gastado a lo bestia.

Por el lado del sector público, se han construido innumerables infraestructuras (autopistas y más autopistas, aeropuertos, metros, trenes de alta velocidad); se han aumentado y mejorado considerablemente los servicios públicos (salvo el servicio más importante de todos, que ha sido desmantelado a conciencia –a la educación pública, me refiero-); y las Administraciones han crecido, en medios personales y materiales, de forma absolutamente descontrolada.

Por el lado del sector privado, se han construido cientos de miles de casas, que se encuentran ahora sin comprador (la cuenta de la vieja: 1.000.000 de pisos sin vender * 200.000 Euros/piso = 200.000 millones de Euros de agujero); se han creado miles de negocios y puestos de trabajo poco productivos, y se ha consumido también de forma desorbitada (casas, coches, viajes, etc).

En suma, hemos vivido -como país- muy por encima de nuestra capacidad productiva real, hemos vivido de prestado, y somos perfectamente conscientes de ello. Nos toca volver a la cordura, y pagar los excesos y deudas del pasado. No somos tan ricos como nos creíamos.

Y como lo sabemos, probablemente soportaríamos pacientemente y sin demasiados conflictos sociales las medidas de ajuste necesarias (ya se adopten voluntariamente por algún gobernante mínimamente capacitado, o ya nos vengan impuestas por la realidad en defecto de lo anterior).

En Grecia, la situación es muy distinta. Según me cuenta mi amigo, allí no se han construido infraestructuras desde hace años, los servicios públicos funcionan igual de mal que siempre, no se ha producido un boom de la construcción como aquí, y, sobre todo, la gente ha vivido, en general, con lo justo y sin grandes lujos.

¿Qué se ha hecho en Grecia con el dinero recibido? No se sabe, o se sospecha lo peor. Y aquí radica el gran cabreo de los griegos, reflejado en la violencia de sus manifestaciones. Y la diferencia con la actitud de los españoles.

La situación económica es muy parecida en ambos países: tenemos que devolver una masa ingente de dinero, y para eso tendremos todos que trabajar más y ganar menos.

Pero mientras que los españoles podemos ver a dónde ha ido el dinero que nos hemos gastado (o malgastado), los griegos no lo pueden ver.

Nosotros (hablo muy en general, por supuesto), somos conscientes de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Los griegos, por el contrario, tienen la sensación de que han sido estafados, robados… y por eso salen a quemar el Parlamento.

Y esta sería la diferencia de fondo entre ambos países.

Dicho lo cual, veremos qué pasa aquí realmente como al final no nos presten dinero del exterior, o si revienta el Euro y se acaba el dinero barato. Desde luego que las charletas de café cobrarán intensidad, jeje. Eso como mínimo.

Para ambientar gráficamente esta entrada os traigo dos fotos que he tomado esta misma mañana con el teléfono móvil; son fotos de protestas, ¡qué apropiado!

La primera foto es de una manifestación de aparejadores, que protestaban por algo relativo a sus competencias profesionales.

Y la segunda es una protesta contra la SGAE, con motivo de unos despidos que han debido realizar. Han colgado carteles en todos los árboles que rodean su sede.

Estos carteles no son nuevos, ya los había visto hace tres o cuatro semanas. La sede de la SGAE está situada en una zona de copas, y aún así nadie los ha quitado ni vandalizado.. ¡hasta qué punto llega el consenso anti-SGAE!

De paso os comento que la SGAE tiene su sede en un edificio de estilo modernista, muy poco común en Madrid… es ése de color marrón claro (en femenino: crema, beige, canela, etc…) que sale detrás.