miércoles, 29 de abril de 2009

Hablando de epidemias...

Según las últimas noticias de hoy, tenemos en España a 10 personas enfermas –ya confirmadas-con esta nueva especie de gripe porcina. Bastantes más personas son por ahora sólo “sospechosas” de padecerla.

Lo más significativo es que hoy se ha confirmado el primer contagio de la enfermedad producido en territorio español, pues hasta ahora todos los enfermos y sospechosos de serlo habían llegado en vuelos procedentes México. Este primer contagiado en España es el novio de una chica que había pasado unos días en México.

Afortunadamente, parece que aplicando a tiempo el tratamiento la enfermedad no es mortal. Pero bueno, ya veremos cómo acaba todo esto. Por de pronto hoy ya he visto por la calle a la primera persona con una mascarilla; aunque podría llevarla por cualquier otra cosa, claro.

En relación con este asunto quería comentar un par de cosas:

1º.- Se está desempolvando ahora la historia de la famosa “gripe española” de 1918, que mató a 50 millones de personas en todo el mundo. Gracias a ello he sabido algo que ignoraba; estaba tan convencido de que la gripe española era un genuino producto nacional, como el jamón serrano o el aceite de oliva, y resulta que no es así.

Esa gripe se inició en Estados Unidos, y llegó con sus soldados a Francia (era la Primera Guerra Mundial). Y de Francia pasó a España. La gripe empezó a matar a la gente rápidamente, pero tanto en Estados Unidos como en el resto de Europa se censuró toda información sobre el asunto (estaba en vigor una censura militar por la guerra, y no debió resultar complicado). En España, en cambio, al ser un país neutral, la prensa estuvo informando continuamente sobre las muertes que se iban produciendo, de modo que en el resto del mundo se pensó que la enfermedad se había originado aquí. Y ahora ya no hay quien nos quite ese sambenito de encima…

2º.- Lo segundo que quería comentar tiene también relación con una epidemia, pero no de gripe sino de peste. De esto me enteré poco después de leerme el libro La Peste, que ya fue objeto de una entrada en este blog. Resulta que la gran epidemia de peste que asoló Europa de 1348 a 1351, conocida como la Peste Negra, fue, según parece, el primer caso y el más letal de guerra bacteriológica de la Historia.

La historia completa se cuenta aquí, pero la resumo brevemente. Los genoveses tenían ocupada una ciudad en la península de Crimea, al sur de Rusia. Los mongoles llegaron y asediaron la ciudad. En el campamento mongol surgió entonces el brote de peste. Y no se les ocurrió mejor idea a los angelitos que lanzar los cadáveres de los enfermos fallecidos, con catapultas, al interior de la ciudad asediada. De este modo contagiaron a los defensores genoveses. Los mongoles ocuparon la ciudad y los genoveses supervivientes huyeron de vuelta a Italia, portando con ellos la peste.


Finalmente la peste se extendió por toda Europa, y mató a 25 de millones de personas de los 75 millones de habitantes que tenía entonces el continente. Uno de cada tres europeos.

Pues nada, esto es todo. Creo que por hoy ya basta de contar historias tétricas, que menuda racha llevo…

martes, 28 de abril de 2009

Un auto-obituario

Cuenta el periódico que hoy ha muerto un periodista llamado Javier Ortiz. Su nombre no me sonaba de nada, aunque supongo que algo suyo habré leído alguna vez dado que publicó artículos en dos periódicos de ámbito nacional, El Mundo y Público.

Dice también el periódico que este hombre tenía un blog (¡compañero!), cuya última entrada ha sido un obituario suyo escrito por él mismo. El texto tiene bastante gracia, la verdad, aparte de lo inhabitual que resulta leer a una persona contando su vida desde su presente condición de muerta.

Noto además que sus palabras conservan todavía algo de vida, una vida que a buen seguro perderán rápidamente para quedar eternamente fosilizadas; como a estas horas no ha sido enterrado, debe ser que aún no pertenece completamente al reino de la Muerte. Si existe un Más Allá (¿en el Monte Olimpo?), estará ahora mismo liado con los trámites de entrada, rellenando papelotes en el check-in o aguardando aburrido su turno en una sala de espera.

Aquí os pongo el link, por si os apetece escuchar una voz de ultratumba...

jueves, 23 de abril de 2009

Colonia Clunia Sulpicia

Este pasado fin de semana visitamos, entre otros lugares, las ruinas de una antigua ciudad romana, llamada Colonia Clunia Sulpicia o simplemente Clunia.

El lugar fue un poblado celtibérico –más concretamente, arévaco- antes de la llegada de los romanos. La ciudad vivió su pequeño momento de gloria en el año 68 d.C., cuando encontrándose en ella Galba, fue proclamado emperador de Roma al producirse el fallecimiento de Nerón (de cuya muerte parece que Galba no fue completamente inocente). Galba reclutó en Clunia una Legión de hispanos (la Legión VII Gemina Felix), y se fue con ella a Roma para tomar posesión de su cargo.

La ciudad perdió importancia en la época visigoda (siglo VII), y acabó desapareciendo. Escaneo la parte del prospecto que nos cuenta la historia de la ciudad, y vinculo aquí más información de Clunia, para quien tenga interés en ella:


Resulta muy llamativo el emplazamiento de la ciudad, en un altozano que se levanta sobre la meseta castellana. Muy adecuado para ver llegar desde lejos al enemigo. Se aprecia bien esta ubicación en el trozo de prospecto que escaneo seguidamente, a plena resolución, en el que se encuentran dibujadas las curvas de nivel. Fijaos sobre todo en el emplazamiento del teatro, aprovechando el desnivel del terreno para facilitar su construcción



Lamentablemente, los restos que quedan hoy día son muy escasos. Existe una pequeña ermita próxima a la zona del antiguo foro que con toda seguridad se construiría empleando como material los propios restos arqueológicos, en una época en la que el pasado no se valoraba como merecía. Pero el grueso de la pérdida tuvo que ser anterior a su construcción.

Y aquí pongo tres fotos: la primera, de la zona de viviendas; la segunda, de la zona del foro con la ermita al fondo; y la tercera, del teatro.





El yacimiento se encuentra en el pueblo de Peñalba de Castro (Burgos), muy cerca de Aranda de Duero, a unos 200 Km de Madrid. Está lo suficientemente cerca como para hacer una excursión en el día, y es lo bastante interesante como para hacerlo. No en vano, son los mismos lugares que vieron con sus propios ojos nuestros antepasados de hace 2000 años.

Y cuando digo “nuestros”, me refiero a todos los lectores del blog, incluidos los americanos. Pues si bien el devenir histórico ha hecho que los europeos vivamos más próximos a esos restos materiales, ello no significa que nuestra vinculación de sangre sea necesariamente mayor. Es más, probablemente esa vinculación nuestra sea inferior a la que pueda tener un americano cualquiera de origen hispano-italiano y aspecto senatorial (no quiero señalar).

jueves, 16 de abril de 2009

Un monte...

Bien, ya está aquí el concurso prometido.

Se pide el nombre del monte nevado que aparece en esta foto, tomada en el vuelo de Madrid a Estambul:


Puede parecer una pregunta difícil, pero no lo es tanto. La cuestión puede resolverse con dos métodos distintos: el científico, mediante una sencilla investigación geográfica; o el literario, sabiendo escuchar la oportuna inspiración...

domingo, 12 de abril de 2009

Mar Negro

Para recordar que hace un año que empecé este blog, cuelgo, al igual que hice entonces, la foto de un mar lejano y misterioso. Esta vez con propina, pues enfrente se vislumbra la embocadura Norte del Bósforo. La foto está tomada el pasado miércoles en el vuelo de ida a Estambul, ciudad de la que hemos vuelto esta tarde tras pasar en ella unos días magníficos.

Este año pasado, por diversas razones, hemos viajado mucho más de lo habitual, y eso se ha reflejado bastante en el blog; creo que el año que ahora empieza no será tan movido, y que no podré hablar sobre lugares tan variados… me tocará vivir de las rentas del año pasado, en lo que a viajes se refiere, y trataré más otros temas que he tenido muy olvidados en el blog. O eso pienso hoy, vete a saber luego lo que pasa...

jueves, 9 de abril de 2009

La oferta 3x2

Este es el peligro de la oferta "tres por dos":

martes, 7 de abril de 2009

Irfan Orga: "Retrato de una familia turca"

Tengo muchas entradas pendientes de escribir sobre libros… su número se mantiene más o menos estable, pues a esa etérea categoría se van incorporando los últimos libros que me voy leyendo, y la abandonan, quizás para siempre, los precedentes que voy olvidando…

Hoy dedicaré la entrada a un libro que me acabo de terminar, que de este modo se salta la cola y se adelanta a todos los demás que, paciente y ordenadamente, esperan su turno.

Se trata de la historia real de una familia turca, como su título bien indica, que se nos cuenta por uno de sus miembros –el hijo mayor- en forma autobiográfica. El relato comienza en Estambul, en el año 1914, cuando su autor tenía 6 años, y se extiende hasta el año 1940.

Como en otras ocasiones, prefiero no hablar sobre su contenido concreto para no perjudicar el interés de quien se anime a leerlo; sólo diré que es una historia bien ajetreada, de esas que no te dejan indiferente.

Lo que quería destacar de este libro es lo tremendamente útil que resulta para comprender el origen de la Turquía moderna y, en especial, para entender esa extraña dualidad que caracteriza al país (al menos desde el exterior), en el cual parecen coexistir una cultura laica y moderna (“occidental”, podríamos decir), y una cultura islámica y medieval propia de Oriente Medio.

A través del libro, y como un telón de fondo de la historia familiar, conocemos cómo, tras la derrota de Turquía en la Primera Guerra Mundial (en la cual participó del lado de Alemania), surgió el movimiento dirigido por Mustafá Kemal, conocido como Ataturk o “padre de los turcos”. Este personaje funda la moderna República turca y trata de reemplazar la cultura tradicional del Sultanato por los rasgos culturales y políticos comunes en los países europeos, tanto en aspectos sustantivos (sustitución de la ley islámica por una Constitución de corte occidental, emancipación de la mujer, sustitución del alfabeto árabe por el latino, introducción de los apellidos en la identificación de las personas...) como en otros aspectos puramente formales (prohibición del velo, implantación de la vestimenta occidental…)

Mustafá Kemal gozaba de un gran prestigio, y gracias a ello pudo imponer unas reformas tan radicales como las que promovió; no obstante, las costumbres consolidadas durante siglos no cambian tan fácilmente, y las tradiciones anteriores no desaparecieron. Hoy en día (esto ya no lo cuenta el libro, lo ve uno en las noticias), parece que el péndulo oscila en la dirección contraria y vuelve la hora de los islamistas.

Resulta llamativa, en este sentido, alguna afirmación contenida en el libro (publicado en 1950), en la que el autor nos habla del velo como una tradición antigua, que se había conseguido desterrar de las calles de Estambul…

Todas estas cuestiones tienen interés en el debate actualmente abierto en torno a si procede o no que Turquía ingrese en la Unión Europea. Para formarse una opinión en esta discusión, no está de más conocer que Turquía tiene dos caras muy distintas. No en vano, por este lado de acá Turquía linda con la Unión Europea (Grecia), pero por el lado de allá tiene fronteras con Irán y con Irak, nada menos. Y sospecho que la incorporación a la Unión no debe ser tampoco una cuestión unánimemente aceptada en la propia Turquía.

En fin, dejando la geopolítica mundial para los grandes estadistas y volviendo al libro, el relato termina, como antes decía, en el año 1940, pero su autor no fallece hasta 1970. Al tratarse de una autobiografía, el relato quedaría algo cojo si no fuese por un interesante epílogo escrito por su hijo en el año 1988, en el cual nos cuenta el resto de la vida de su padre.

La edición que me he leído contiene ese epílogo del hijo, que evidentemente no aparecerá en las ediciones que sean anteriores a 1988. Es recomendable tenerlo en cuanta, porque el epílogo vale la pena.

El libro se publicó en Gran Bretaña en 1950, y fue un éxito (así se afirma en el epílogo). El autor, Irfan Orga, publicó algo más, pero poco; nunca había oído su nombre.

Os preguntaréis a cuento de qué me he leído este libro tan raro… pues porque mañana a estas horas estaremos llegando a Estambul, donde pasaremos cuatro días. Efectivamente, el virus de Gulliver ataca de nuevo y nos vamos allí a pasar la Semana Santa, con unos amigos. A la vuelta colgaré aquí las correspondientes fotos, no sin dejar como anticipo una foto de la Wiki.

Aprovecharé esta ausencia para probar una funcionalidad del blog, la de publicar entradas automáticamente. He dejado programada una entrada para el viernes 10/04 a las 23h (hora española), veremos si sale.



viernes, 3 de abril de 2009

Heidelberg

Heidelberg es una pequeña ciudad situada en el suroeste de Alemania. Tiene una universidad grande y famosa, fundada en 1386. La ciudad comparte el fondo de un estrecho valle con el río Neckar, un afluente del Rin.

Para llegar volamos primero a Frankfurt, y allí alquilamos un coche con el que fuimos hasta Heidelberg, que está a unos 80 Km de Frankfurt. Aquí puedo ofrecer un consejo muy útil: la mejor forma de volar a Frankfurt, ahora mismo, es con la compañía chilena LAN. Tienen un vuelo que hace el trayecto entre Santiago de Chile y Frankfurt, con escala en Madrid, y se pueden comprar billetes para este segundo tramo. El billete nos costó sólo 77 Euros por persona (ida y vuelta), y el avión (un A-340) era nuevecito, grande, con buen espacio para las piernas, y con un magnífico sistema de entretenimiento en cada plaza (con muchas películas, canales de televisión, videojuegos...). La relación calidad/precio era imbatible, de lo mejor que he visto.

La única pega es que la compañía aérea te exige que lleves un pasaporte, aunque no haría ninguna falta por tratarse de un trayecto intracomunitario (es algo muy raro, la única explicación que se me ocurre es que el programa informático del que dispongan no contemple que alguien pueda viajar a otro país sin pasaporte). Pero el servicio que ofrecen es tan bueno que merece la pena sacarse el pasaporte, aunque realmente sólo te sirva ¡para entrar en el avión!

Esta primera foto es de la llegada a Frankfurt, con sus rascacielos al fondo (y, en el avión, con los flaps desplegados):

En Heidelberg tuvimos un tiempo variable, algo de lluvia y algo de sol, y una temperatura en torno a los 5 grados. La noche de nuestra llegada fue la más fría y lluviosa del viaje, pese a lo cual nos dimos un primer paseo por la ciudad. A ese momento corresponde la foto siguiente. Sé que está movida (está tomada sin flash ni trípode, y con las manos mojadas y heladas), pero me gusta porque refleja bien la situación. O al menos así me lo parece a mí, pues con las gafas mojadas no veo mucho mejor que eso…


Esta es la calle peatonal principal:



Esta es la plaza de la iglesia y el Ayuntamiento:


Este es el castillo (actualmente en ruinas), visto desde la ciudad:


Y esta es la ciudad, vista desde el castillo:


Este es el castillo, por dentro:


Y este es el castillo, por fuera:



Esta es una esclusa del río:

Este es el Puente Viejo de Heidelberg, reconstruido tras la guerra. La ciudad no sufrió apenas daños, pero el puente fue volado por los alemanes para intentar detener el avance de los americanos:

Por la orilla del río que se encuentra enfrente de la ciudad, discurre un camino (el Philosophenweg, o Camino de los Filósofos) desde el cual se goza de buenas vistas de Heidelberg. La primera foto es una vista desde el camino, y la segunda una foto del propio camino, en un tramo especialmente resguardado:


Me quedan varias cosas en el tintero, que trataré de poner algún día. Podría dedicarle todavía un par de entradas a esta ciudad: una al Museo de la Farmacia que visitamos en el castillo, y otra a la Universidad de Heidelberg, que según parece es una institución puntera en Física (entre otras disciplinas). Esta última entrada seguro que la pongo algún día, en atención a los numerosos físicos que -por alguna extraña casualidad- siguen este blog.