viernes, 18 de junio de 2010

Una historia de hampones

Yo hay cosas del mundo del hampa que no entiendo.

Por ejemplo, hablando de los delitos que se cometen por dinero... Si lo que van buscando los ladrones, a fin de cuentas, son billetes, no entiendo ese ansia por apoderarse de objetos o mercancías ajenos, que deben ser luego transformados en dinero.

¿No será más fácil focalizar tus esfuerzos en los billetes, que es lo que realmente quieres? ¿No es más práctico, limpio y seguro dedicarte a la falsificación de moneda? Ciertamente hay gente que se dedica a esto último, pero son los menos. ¡Tampoco debe ser tan difícil, caramba!

Entiendo que gente sola y con poco medios se dedique a los pequeños robos. Pero no entiendo esas historias de bandas de delincuentes que, contando con sobrados medios materiales y humanos, se dedican a realizan actividades delictivas arriesgadas (asaltar bancos, robar joyerías, traficar con drogas…), en lugar de utilizar su capacidad económica para, simplemente, conseguir una maquinita de la que salgan billetes como churros y tenerla tranquilamente en casa haciendo el bien.

También escapan a mi comprensión esas historias recientes que hablan de bandas dedicadas a robar o estafar a narcotraficantes u otra gente poco recomendable. ¿No será más práctico, limpio y seguro dedicarte a robar o estafar a inofensivas viejecitas, que si hacen algo contra ti será denunciarte, y no sacarte los higadillos?

Podría llegar a entender que alguien robase a un narcotraficante si el objetivo que persigue es la droga. Pero ¿estafarle por dinero? ¿Tiene eso algún sentido?.

Bien, pues hoy he leído una noticia en el periódico que ya me rompe todos los esquemas. Es la siguiente:

“La Policía Nacional y la Guardia Civil han desarticulado un grupo de timadores que estafó medio millón de euros a una organización de narcotraficantes por el método del 'rip deal', por el que se simula un intento de blanquear dinero con billetes que resultan ser falsos.

Según ha informado la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, en la operación han sido detenidas 11 personas, entre estafadores y estafados.

Con el pretexto de blanquear una importante suma, los estafadores ofrecieron a los narcos 800.000 euros en billetes de 500 a cambio de 500.000 euros en billetes de menor valor.

Para llevar a cabo el timo, los estafadores utilizaron un escritorio trucado, en el que se escondía uno de ellos, que iba sustituyendo los billetes de curso legal que iban mostrando a los narcotraficantes por otros falsos."


A ver, repasemos la noticia. Tenemos un grupo de gente que ha decidido apartarse de la senda del bien (esto, en principio, está mal), y ha considerado oportuno dedicarse a la falsificación de moneda (una vez tomada la primera decisión, creo esta segunda es una muestra de buen criterio, como antes decía). Aunque ya revelan una tendencia preocupante a la irracionalidad cuando eligen como objeto de la falsificación los billetes de 500 Euros, y no billetes pequeños.

Pero lo que resulta ya completamente inexplicable es la actuación posterior de estos buenos señores. Una vez han conseguido falsificar 800.000 Euros, en lugar de dar por conseguido su objetivo criminal e irse con ellos al supermercado, o a la tienda de televisores gordos, para pulírselos, no se les ocurre mejor idea que intentar engañar a unos narcotraficantes: irles con el cuento de una supuesta necesidad de blanquear dinero, e intentar que les entreguen 500.000 Euros en billetes pequeños auténticos a cambio de sus 800.000 Euros en billetes de 500 Euros del Monopoly.

Atención a la jugada: no intentan comprar droga con billetes falsos, no. Lo que intentan es el típico timo de la estampita de toda la vida, eligiendo como pardillos a unos señores que de pardillos tienen poco, y que de buen genio deben andar escasos.

¿Dónde ha quedado la racionalidad en este mundo? ¿Qué pensaría Blas de todo esto?

Bueno bueno, ¿y el detalle del timador metido dentro del escritorio trucado? Me parece algo tan encantador, tan artesano, que ni siquiera voy pensar en lo cutre que resulta.

8 comentarios:

Roberto dijo...

Posiblemente, como se ve en las películas, empiezan por darle unas cuantas vueltas a la idea y de tanto hablar de ella termina por parecerles razonable. De algún modo sería un caso de alucinación colectiva. Pero tienes razón, Víctor, toda la historia resulta bastante increíble.

Saludos desde Buenos Aires.

Víctor dijo...

Roberto, ¡acabas de resolver mis dudas!

Ahora lo veo claro, seguro que es exactamente como dices: un caso de alucinación colectiva. Un grupo de personas que ha racionalizado una idea absurda a base de darle vueltas.

Los argentinos tienen fama de ser buenos psicoanalistas, ya veo por qué.. jeje. ¡Cómo serán de buenos los que no tengan que dedicarse además a enseñar Física!

Roberto dijo...

Ja ja ja...
¡Gracias, Víctor!

Levemente dijo...

La cuestión es como se le da la vuelta al mal, para que uno acabe creyendo que es el bien.

De nuevo debo mencionar a Festinguer y su teoría disonántica... ¡qué razón tenía!

Levemente dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Víctor dijo...

Pues sí, Leve.. y el proceso se facilita bastante si tiene lugar de forma colectiva; esto es, si se te pasa cualquier tontería por la cabeza, y quienes te rodean te dan la razón por pura empatía.

Levemente dijo...

Yo creo que la empatía es otra cosa, pero no me voy a enrollar.

Víctor dijo...

Yo creo que entiendes de forma parcial el concepto de "empatía", pero no me voy a enrollar.