sábado, 30 de octubre de 2010

Las buenas costumbres


Le han regalado a Clara un libro titulado “Enciclopedia Culinaria – La Cocina Completa”. Se trata de una reedición de 2009, de un libro editado originalmente en Madrid en el año 1940.

Es un libro de recetas, aunque a modo de introducción contiene también consejos diversos sobre cuestiones accesorias: utensilios de cocina, preparación de la mesa, origen de los alimentos, etc..

Su autora es una tal María Mestayer de Echagüe, Marquesa de Parabere. Imagino que esta marquesa gozaría en su día de cierta fama o consideración pública –¿sería la Arguiñana de la posguerra?-, pero hoy en día su memoria se encuentra tan enterrada y desaparecida como lo estarán sus huesos. Las glorias mundanas, ya se sabe cómo pasan.

Pero la buena señora nos ha dejado su libro, en cuyo interior han quedado fosilizadas –como insectos en una gota de ámbar- las normas básicas de urbanidad.

Hoy en día se han perdido por completo las formas, el decoro, y las buenas costumbres. Invitas a tus amigos o familiares a comer a casa, y la reunión se vuelve enseguida una merienda de negros. Debemos, decididamente, recuperar las buenas formas de nuestros mayores.

En el libro se nos explica cómo debemos proceder si invitamos a gente a casa. Seguidamente transcribo los párrafos correspondientes (no quito ni pongo nada, ¡lo juro!). Propongo que empecemos, todos, a seguir al pie de la letra estos sabios consejos, y quizás así alcancemos el anhelado Mundo Mejor.

"La etiqueta de la mesa

A la hora señalada para servir la comida (o el almuerzo) el criado, abriendo la puerta de la sala de par en par, pronunciará la frase de rigor: «La señora está servida.» La señora se habrá arreglado para retener a su lado a los dos caballeros de mayor categoría y, conversando con ellos, se dirigirá con naturalidad al comedor, seguida por los demás invitados, sencillamente agrupados, ya que no se estila, como antaño, el «ofrecer el brazo a las damas».

Como decimos, la señora penetrará la primera en el comedor y se dirigirá a su puesto, permaneciendo de pie, mientras los demás comensales se dirigirán a sus respectivos puestos, quedando igualmente de pie ante ellos. El puesto de cada cual estará indicado en una cartulina colocada en cada respectivo plato y en la que irán escritos los nombres y apellidos o el título, si lo tuviere, del comensal.

Todos los invitados ya ante sus respectivos puestos, la dueña de la casa se sentará la primera, haciéndolo acto seguido los demás, siendo el último a sentarse el dueño de la casa.

Los señores que invitan se sentarán en el centro de la mesa uno enfrente del otro, y los puestos que llamaremos de honor son los correspondientes más próximos de ellos, siendo el de la derecha de ambos el primero, siguiendo el de la izquierda en categoría; por tanto, se colocará a la derecha de la señora el caballero más principal, y a la derecha del señor la dama más conspicua; luego vienen los del lado izquierdo, reservados para la dama y caballero que sigan en categoría. Los más alejados y las puntas de la mesa se reservan para la gente joven.

Los invitados se colocarán alternando un caballero y una dama, y se tendrá sumo cuidado al aparejarlos, no colocando nunca hermanos juntos, ni menos aún a los esposos.

NOTA.—Los esposos se colocan juntos en el centro de la mesa en la comida de boda, pero sólo en ese único caso.

De la buena colocación de los invitados dependerá el éxito de una comida, pues por selectos que sean unos manjares si no son gratos los vecinos no se saborearán a gusto. La buena ama de casa ha de saber seleccionar sus invitados, buscando entre ellos afinidad de gustos y simpatía y nivel social. La dueña de la casa, que ha sido la primera en sentarse, será también la primera en levantarse de la mesa, ya que nadie puede hacerlo antes que ella.

El criado servirá como sigue: empezará por la dama colocada a la derecha del dueño de la casa, luego servirá a la de la izquierda y seguidamente a todas las señoras, siendo la última a servirse la señora de la casa. Servida ésta, empezará por el caballero sentado a la derecha de ésta, luego servirá al caballero colocado a su izquierda y seguidamente a todos los demás señores, terminando con el de la casa.

Si sirven dos criados, uno servirá a las señoras y otro a los señores el mismo orden antes indicado, con la salvedad que el sirviente encargado de servir a los caballeros servirá antes a la dueña de la casa, siguiendo con el caballero colocado a la derecha de ésta, etc.

Durante la comida los señores de la casa no harán comentarios ni exaltarán las excelencias de los manjares que ofrecen, salvo en contadas ocasiones, tal como tratándose de algún plato exótico o puesto ex profeso por ser gusto particular de alguno de los invitados que se quiere obsequiar, pero siempre con mesura y discreción, ni se hará presión para que se sirvan o repitan, dejando a cada cual en perfecta libertad para servirse y comer lo que más les convenga. Esto referente a los que invitan, pues los invitados pueden y deben alabar -siempre con mesura, pero expresivamente- la satisfacción que les causa la bondad de los manjares que se les ofrece —aun cuando fueran detestables—, así como lo agradecidos que quedan a tantas atenciones.

NoTA.—Si los hijos o yernos de la casa son comensales, éstos se servirán los últimos después del señor.


Para terminar, transcribo a continuación la admonición que figura en la primera página del libro, dirigida a todos sus lectores –entre los que os encontráis ahora vosotros-, para que a nadie se le ocurra copiar nada. ¡Que no se diga que no aviso!

"Reservados todos los derechos. NO se permite reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de la información ni transmitir alguna parte de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado… bla,blu,ble… multazo gordo.. bla,blu,bli.. cortar cataplines, etc.."

7 comentarios:

Unknown dijo...

Yo ya he empezado con esto. De entrada, ya estoy buscando una casa que tenga comedor...
Tienes razón al decir que se están perdiendo las formas, y habría que recuperarlas, lo que redundaría en una mejora notable de la convivencia.

Myriam dijo...

Pues me extraña un poco esta entrada porque, de hecho, todos los días así comemos en mi casa, por momento pensé que la marquesa nos pudo haber espiado porque casi que nos retrató a mi y a mi familia ¡Jajajajaja!

No te creas, a veces yo voy a media cuadra de mi casa comiendome el ultimo trozo del sandwich del desayuno o en la noche me subo un plato de plástico con cereal al cuarto y ahí se acaba cualquier intento de protocolo elegante.

¡Que épocas! esos relatos hasta parecen sacados de una película muy muy añosa.

Fíjate que en casa tenemos un libro semejante pero es para niños y niñas, y ahí dice que las niñas deben levantarse temprano para ayudar a la limpieza del hogar, rezar las oraciones, cuidar de no ensuciar los vestidos, no interferir en platicas con los adultos y ser juiciosas, ¡imagínate!. Una vez tu dijiste algo muy cierto sobre que a nosotros, (bueno, a unos más y a otros menos) nos educaron bajo la filosofía del recato mediante cierto grado de represión y eso era algo valioso en un niño, pero no, hoy lo más importante es ser dinamico para salir adelante en este mundo tan competitivo.

Me gustó esta entrada por lo contrastante que resulta en los tiempos actuales.

:P

Myriam dijo...

Por cierto amiguis, creo que se os fue un error de dedo en aquello de: "la señora esta servida" jejeje, no te iba a decir porque se lee gracioso pero no se vaya a prestar a que te acusen los de la editorial de que alteraste el honorable contenido del texto.

Víctor dijo...

Si Civilis, hay un problema en España con el tamaño de las casas, no es normal lo pequeñas que son con la cantidad de espacio libre que hay.

Y, efectivamente, la entrada es de broma, pero lo de las formas lo digo en serio.

Víctor dijo...

Myriam, estoy seguro de que en México todavía se respetan las formas más que aquí. Y en tu casa más :-P

No veo que tu libro diga nada de las niñas que no deba ser así.. ¿Qué dice tu libro de los niños?

jaja, no, es correcto, el libro dice "la señora está servida".. a mi también me extrañó la frase, debe querer decir que los criados sirven a la señora.. porque en ausencia de criados, la mesa la pone la señora, por supuesto (¡no la va a poner el Señor de la Casa, por Dios!) :-DD

Luz M. dijo...

Lo que no entiendo del texto es cuando explica cómo conducir a los invitados y dice "con naturalidad". No sé, no consigo hacerme a la idea. Supongo que será una licencia poética de la señora marquesa.
Una cosa es la consideración y el buen trato y otra ser una rancia, como nuestra querida autora.
A veces me sigues sorprendiendo, abuelo cebolleta...

Víctor dijo...

bufff Luz M., es todavía más jodido, fíjate que lo que la señora de la casa tiene que hacer con naturalidad es elegir a los "dos caballeros de mayor categoría de la fiesta", y, además, retenerles a su lado. No es poca habilidad la que se le exige..

Sí sí, tú llámame abuelo cebolleta, pero bien contenta que te vas a poner si un día organizamos una gran cena y, como señor de la casa, hago que te sientes a mi derecha, designándote así como la dama más conspicua de la fiesta.. :-DD