miércoles, 13 de octubre de 2010

Venecia (III). Durante el día..

Termina de amanecer, y comienza el trasiego de gente en Venecia.

Los sábados por la mañana los venecianos tienen mercado, un mercado bastante bien provisto (los camarones a la venta, por ejemplo, estaban vivitos y coleando)




Mientras tanto, turistas procedentes de todos los rincones de la Tierra empiezan a desperdigarse por todos los rincones de la ciudad.



Venecianos y turistas coinciden en los vaporettos. En una ciudad sin tráfico rodado como es esta, el transporte público consiste en estos barquitos que navegan por los canales principales y comunican las diversas islas entre sí, siguiendo distintas rutas de la misma manera que en nuestras ciudades terráqueas lo hacen las líneas de autobuses urbanos. Para realizar una visita a Venecia de fin de semana, sale a cuenta comprar una tarjeta que te permite hacer uso ilimitado de los vaporettos durante dos o tres días. Esta tarjeta puede adquirirse con antelación por internet, y se recoge al llegar en un mostrador del aeropuerto o en otros lugares de la ciudad.

Este es un típico vaporetto navegando por el Gran Canal –la arteria acuática de Venecia-:


Generalmente van bastante llenos. En su interior disponen de muchos asientos (foto siguiente), por lo que puede uno sentarse con relativa facilidad; pero la plataforma de embarque y desembarque, situada en la parte delantera, suele encontrarse repleta de viajeros en pie listos para bajar, ya que los barcos se detienen muy brevemente en cada parada.



Por los canales más estrechos sólo circulan pequeñas lanchas (tanto públicas –taxis acuáticos- como privadas –pertenecientes a los venecianos pudientes-), así como las famosas góndolas, destinadas a los turistas.





A veces te encuentras ¡un atasco de góndolas! cerca de los hoteles, apostadas allí a la caza del pasajero.


En el Gran Canal coinciden todos: góndolas, lanchas, y vaporettos.

Nosotros no llegamos a gondolear. Clara no es muy amiga de barcos y barcas (aquí sí que está bien empleada la sempiterna distinción de género, jeje), y además las góndolas le dieron yuyu porque le parecieron ataúdes. Y yo con verlas navegar tengo suficiente, no veo la necesidad de aproximarme más de la cuenta a unas aguas pestilentes.

Porque lo cierto es que Venecia no huele del todo bien. En los canales más interiores, el agua apenas circula, quedando allí estancada. Algunos huelen realmente mal, dando a veces la impresión de que una tubería de aguas fecales pueda estar desaguando por los alrededores.

Dicen que en verano el mal olor llega a ser bastante fuerte, por el calor. No me parece que en otoño, cuando hemos viajado nosotros, ese mal olor sea tan generalizado ni motivo para no visitar la ciudad. Tan solo te depara alguna pequeña sorpresa olfativa de cuando en cuando.

(continuará…)

9 comentarios:

Clara dijo...

A mí no me resultó tan destacable el olor. Quizá fuera porque en esta época no es tan fuerte o quizá porque me habían avisado tanto que lo esperaba peor. Sí es cierto que en algunos canales pequeños es algo fuerte el olor pero no más que en algunas calles estrechas en otras ciudades.

Saludos.

Myriam dijo...

¡JAJAJAJA! :D La 5ta foto es ¡¡¡PERFECTAAAAAA!!!

Que buena idea, así le voy a hacer cuando vaya de viaje, me voy a llevar una bandera más grande pa' que todos sepan que ahí va una mexicana jajaja! de hecho dicen que hay mexicanos regados por todos lados y con esta foto bien que lo creo ¡jajaja!

Así que Víctor, ni hablar, te perseguiran los mexicanos por el resto de tu vida jaja.

Creo que Clara es muy prudente al haber tenido sus reservas con las góndolas, en foto se ven muy bonitas pero quien sabe ya teniéndolas enfrente. Bueno, nadamás por puro mérito turísitico sería bueno intentarlo.

Me encantó Venecia, lo que es lamentable es que hasta en los lugares más románticos del mundo haya congestionamientos de tránsito.

Esperamos más, más, más de Venecia!!

mati dijo...

Hola Victor!
Ya no venía por aqui hace tiempo; me ha gustado mucho volver a ver Venecia. Pero coincido con Clara, yo, el olor ni siquiera lo sentí y esto que estuve en julio en plena ola de calor! Lo que sí ví, y fotografié, fué mucha gente sentada en la orilla del gran canal mojandose los piés para refrescarse. No estaría el agua tan sucia, oder?
Pero, apesar de todo, no me gustaría viver en Venecia.... demasiado turista... yo, una de ellos! O viviria en Mestre, que es donde debe vivir la mayor parte de la gente normal y corriente, que luego trabaja en Venecia para servir a los turistas.
Besos

Nautilus dijo...

Sublime. No hay palabras, solo queda ver la imagen cuando lo percibido es tan bello. (NOTA : Las palabras anteriores demuestran que lo que dicen ellas mismas es...). Un abrazo, querido y desconocido empiricamente amigo trotamundos. Jjaja.

Levemente dijo...

Qué bonitas son siempre las fotografías de los mercados. ¡Y no huelen!... aunque retraten camarones y/u otras criaturas marinas.

Claro que por la misma regla, las de flores tampoco emiten aroma alguno. Aunque... ¿¡qué flor que se venda hoy día huele!?

Víctor dijo...

Sí, quizás el problema del olor no es tan grave como lo he pintado. Eso lo mejor es ir y olisquear uno mismo..

Víctor dijo...

En cuanto a la cuestión del turismo que planteáis Myriam y Mati..

Siempre se plantea la misma contradicción (y a mi el primero): uno va de turismo a un sitio, y no le gusta que haya muchos turistas. Es como la gente que se compra una casa en la playa, y luego protesta porque han llenado la costa de cemento. O como ir a dar un paseo al centro de tu ciudad, y protestar porque hay mucha gente paseando por el centro.. :-)

¡Los humanos no tenemos remedio!

Víctor dijo...

Gracias Nautilus.

¿Te sabes el chiste del empírico? Van dos amigos por el campo, se encuentran con un rebaño de ovejas, y le dice uno al otro: "mira, ya han esquilado a las ovejas." A lo que contesta el otro, que era un empírico puro: "Dí mejor que las han esquilado por este lado"

Víctor dijo...

Buenas Leve. A mi me gustan mucho los mercados, sobre todo esos antiguos.

Pues aquí en Madrid paso de vez en cuando cerca de un puesto de flores que desprende bastante olor. Si encuentro la manera de incorporar olor a una foto, te lo demostraré :-)