Leo hoy en prensa la noticia de que ha sido identificado el posible foco de la actual epidemia bacteriana que sufren en Alemania (cuyo origen se atribuyó inicialmente a los pepinos españoles). Se encontraría en un restaurante de la ciudad de Lübeck… que es este:

Tiene guasa, porque se trata de un restaurante que ya fue mencionado hace tiempo en este blog, como un buen lugar donde ir a comer, jeje… ¡¡Con dos c..!!
Aquí está la entrada en cuestión.
Estuvimos comiendo justamente en la terraza que sale en la imagen de arriba. Desde allí sentado tomé esta foto, con la vista del otro lado de la calle y los mismos geranios que salen arriba en la repisa de la izquierda.
Pues eso, que el mundo es un pañuelo. Y que el destino es terriblemente caprichoso.
4 comentarios:
Pues, Victor... esto que cuentas tiene un parecido con aquello de que yo había escrito el nombre de una canción en un papel y la pasaron 30 segundos más tarde por la radio en la emisora que yo estaba oyendo en ese instante.
A cada rato pasan cosas de probabilidad cero pero no deja de ser sobrecogedor... ¿no?
Saludos desde Buenos Aires.
Lo recuerdo, Roberto.
Ocurre que estas coincidencias, en la medida en que efectivamente acontecen, forman parte de la estadística, dentro del grupo de "acontecimientos raros".. y, como parte de la estadística, su acaecimiento resulta entonces absolutamente seguro, ¿no?
Realmente se trata de una coincidencia notable en este caso. Aparte ya de la casualidad de que hablemos de la misma ciudad, hay que tener en cuenta que Lübeck, pese a ser una población pequeña, debe tener varias decenas de restaurantes en su casco antiguo. Que haya sido justamente el mismo, me dejó de piedra.
Todo esto, por lo hablar del chiflado cortacabezas de Tenerife, que por poco no me lo crucé también, jeje. Vaya racha que llevo.
Saludos
Mientras no comas pepinos almerienses... saldrás bien parado. ¡Ah, que ya se puede! :-P
Yo no creo tanto en las casualidades y para mi que nuestro Víctor si tuvo que algo que ver en todo ese relajo de los pepinos, así que podemos sentirnos orgullosos de que conocemos a uno de los protagonistas de la historia sanitaria contemporánea.
Yo mientras tanto me quedo comiendo unos ricos pepinos en rodajas con limón sal y chile en polvo, si alguien gusta hay para todos.
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