lunes, 22 de agosto de 2011

Suecia

Ya estoy aquí de vuelta. Hemos pasado diez días recorriendo el interior de Suecia, y luego otros cinco días visitando la ciudad de Estocolmo.


Suecia es, probablemente, el país perfecto. Es un país grande (para las medidas europeas) y muy poco poblado. Su capital, Estocolmo, es una ciudad de cuento y cosmopolita al mismo tiempo. Las demás ciudades del país son pequeñas, pero todas ellas (al menos las que he visto) cuentan en sus afueras con una zona industrial; incluso en pueblos verdaderamente menores, no es raro encontrar una pequeña fábrica. Las carreteras son buenas, rectas y con poco tráfico. En la zona sur del país, se desarrolla una intensa actividad agrícola y ganadera, mayoritariamente en explotaciones de tamaño pequeño/mediano organizadas en granjas. En la zona centro-norte, el territorio se encuentra cubierto por inmensos bosques (de abedules, pinos y abetos, principalmente), que son objeto de una concienzuda explotación forestal.

En verano hace una temperatura muy agradable, y, por lo que he averiguado, el invierno no es demasiado frío, al menos no tanto como sugiere la latitud del país. A mí, desde luego, me resultaría bastante más soportable que el clima de Madrid… no me ha resultado divertido cambiar los 20 grados de Estocolmo, por los 40 de esta ciudad.

Hablando un poco de inglés puedes comunicarte sin ninguna dificultad, pues casi todos los suecos hablan perfectamente ese idioma. Con el asunto de la lengua se produce una circunstancia curiosa. En cualquier país donde el idioma oficial no sea el inglés, la información que puede ser importante o de interés para los turistas suele estar traducida al inglés, por lo que, aun sin hablar el idioma local, puedes manejarte bien leyendo simplemente los carteles. En Suecia ocurre al revés: encuentras poca información traducida al inglés, pero, en cambio, puedes pedir a cualquier viandante que te traduzca algún cartel escrito en sueco, o que te aclare cualquier duda que tengas.

En el interior de Suecia, la gente desaparece de las calles a las seis de la tarde y se va a sus casas a cenar. Se nota que pasan mucho tiempo en sus casas, lo cual no me extraña pues habitan en grandes viviendas unifamiliares rodeadas de jardínes (sin verjas, rejas, o nada parecido). En Estocolmo hay mucha más vida, y gran afición de la gente a comer fuera, tanto a mediodía como por la noche.

La visión que percibe un viajero del país que visita siempre está muy distorsionada por el hecho de no tener que trabajar. No tienes obligaciones, horarios, etc… y así es difícil conocer los verdaderos inconvenientes de un país. No obstante, el tráfico te permite al menos detectar cuándo se dirigen las personas al trabajo, y cuando vuelven a sus casas. En Suecia, la mayor parte de la gente debe trabajar de 8/9 a 4/5.

Pero el viajero es, quizás, quien mejor puede percibir si las soluciones que da el país visitado a los problemas prácticos de la vida (comidas, transporte público, compras, etc…) son sencillos y de sentido común, o no. Y Suecia resulta, en este aspecto, un país muy lógico y sencillo.

Termino con un dato importante. Los suecos no parecen ser más inteligentes que nosotros (por “nosotros” me puedo referir a “los españoles”, o también a “los lectores” de este blog y a sus respectivos compatriotas). Ni más rápidos, ni más trabajadores. Lo que son los suecos es muy sensatos, muy tranquilos, y muy amables y colaboradores entre ellos y con los extranjeros. Quizás esto sea todo lo que se necesita para organizar un país perfecto.

Esta es una canción que sonaba continuamente en la radio. Elijo la versión que incorpora la letra, para recordar los mismos textos incomprensibles que hemos estado “leyendo” durante quince días.



10 comentarios:

Levemente dijo...

Pues yo creo que ser sensatos y colaborativos es un claro signo de inteligencia, ergo...

El reportaje fotográfico próximamente, ¿no?

God natt!

Víctor dijo...

No necesariamente. Hay gente muy insensata y muy inteligente.

¿El reportaje? ¿Y la foto de nuestro coche alquilado no es suficiente? :-P

God Morgon, sueca.

gamar dijo...

Bueno, espero que no sea como dice leve, porque de ser así la inteligencia media por estos lados sería demasiado pobre.
Bien, pensándolo friamente...
Aunque la creatividad no se lleva muy bien con el orden. Seremos mucho más desordenados pero artistas y deportistas magistrales como por estas tierras...
Mi pregunta es si la gente ahí vive feliz. Si debajo de tanto orden la gente se expresa y disfruta de las bondades de su buen pasar.
Un saludo

Roberto dijo...

Muy interesante lo que relatas, Víctor; en particular eso de la sensatez del sueco típico. Me encantaría encontrar esa cualidad en el argentino típico.

Un abrazo.

Myriam dijo...

Considero que debe ser llamativo un país donde todo parece marchar mucho mejor que en el propio pero la dinámica de cada lugar es lo que a veces uno busca al ir de turista a un sitio específico, imginate que te vas a Las Vegas o a Río de Janeiro esperando que el comun de la gente sea sensata y ordenada, no, pues no, se que le quita el sabor al viaje.

Yo creo que con las fotos nos daremos mejor una idea de todo esto que nos cuentas, pero por el momento si Víctorcito, con el coche nos damos una idea general y preliminar de todo Suecia jejeje.

Beso!

Víctor dijo...

Hola Gamar. Es una buena pregunta. A mi me dio la sensación de que esa gente era feliz. También es cierto que en verano el ambiente allí es especialmente alegre, pues concentran en estas fechas toda la actividad de ocio callejero (ferias, festivales, concursos, etc..); habría que ver, en pleno invierno, con frío y muy pocas horas de sol, cómo están de "contentos".

Pero creo que no lo dices por la cuestión de la meteorología, sino del orden..

Desde luego, los suecos no tienen muchas satisfacciones que tenemos los habitantes de países menos desarrollados, todas esas que tienen que ver con la superación diaria de dificultades diversas (laborales, sanitarias, de seguridad, etc..). Probablemente haya personas que se aburran, o incluso se depriman, ante la ausencia de retos, de estímulos. No lo sé. No detecté ese tipo de sentimiento, pero podría ser. En general, los suecos me parecieron menos perfeccionistas, menos exigentes, y más relajados, que, por ejemplo, los alemanes o los suizos.

Un saludo

Víctor dijo...

jeje, Roberto, en España no nos vendría tampoco nada mal un poco más de sensatez. Digo yo que en la escuela también se podría enseñar algo de sentido común, ¿no?

Víctor dijo...

En mi caso no es así, Myriam. O sea, que no me apetece especialmente visitar Las Vegas o Río de Janeiro, precisamente porque sospecho de antemano que voy a encontrar allí mucho desorden e insensatez. Cuestión distinta es que tenga alguna otra motivación para visitar esas ciudades, y que decida un día hacerlo pese a sus inconvenientes. Creo que eres más aventurera que yo, jeje..

jaja, muy graciosa... pues la foto del coche da una buena idea de la parte de nuestro viaje que transcurrió por el interior de Suecia. Nuestro cochecito solo en medio de los bosques..

Besos

Roberto dijo...

Víctor, pienso que a veces un maestro o un profesor pueden transmitir un poco de sensatez a sus alumnos de manera indirecta. Quiero decir, a través de lo que hacen y dicen mientras quizá el núcleo de su explicación académica sea la geometría elemental o la caída de los cuerpos. Por supuesto que no es fácil y requiere una cierta experiencia... y unas ciertas ganas, sin duda.

Abrazo desde Buenos Aires.

Sara Hormigo dijo...

Muy de acuerdo con la sensatez y la colaboración, pero no con las ¡¡temperaturas llevaderas!! Varios amigos viven allí y el invierno es duro durísimo. Ambos casi sufren congelación en las piernas y no fue en alta montaña, si no esperando al autobús 10 minutos a -20 grados con ropa de España (claramente más pensada para los 40 grados de los que hablas). Gracias por las fotos del bosque. Grandes recuerdos de la época de Montes y de lo que comentas, cómo es explotado el bosque como si fuera un cultivo agrícola y de cómo ha desarrollado el país una importante industria forestal. Besos desde Washington donde no paran de venir fenómenos naturales.