domingo, 15 de junio de 2008

Harry G. Frankfurter: "On Bullshit"

Hace un par de semanas me compré un librito minúsculo que me llamó la atención en la librería por su formato (aprox. 12 cm de alto y sólo 80 páginas, de tapa dura), por el llamativo color anaranjado de su forro de papel y por su planteamiento original. La edición española conserva el título original en inglés, “On bullshit”, añadiendo un subtítulo que sirve de traducción: “Sobre la manipulación de la verdad.”

El libro pretende, según declaración del autor (profesor de filosofía en una univerdad americana), elaborar una concepción teórica de lo que en inglés se conoce como “bullshit” -término que el traductor convierte en “charlatanería”-, algo que considera un fenómeno omnipresente en nuestra sociedad y que no ha sido objeto de investigación detenida.

Aunque no resulta tan entretenido como me esperaba, contiene reflexiones verdaderamente interesantes. Transcribo seguidamente un par de ellas:

“Para la mayoría de la gente, el hecho de que un enunciado sea falso constituye en si mismo una razón, por débil y fácilmente desdeñable que sea, para no formularlo. Para el mentiroso puro de San Agustín, en cambio, es ésa una razón a favor de hacerlo. Para el charlatán no es en sí misma ni una razón a favor ni una razón en contra. Tanto al mentir como al decir la verdad, la gente se rige por sus creencias acerca de cómo son las cosas. Dichas creencias los guían cuando tratan de describir el mundo, ya sea correctamente, ya sea engañosamente. Por esa razón, decir mentiras no tiende a incapacitar a una persona para decir la verdad en igual medida que lo hace la charlatanería. Al recrearse excesivamente en esta última actividad, que implica hacer afirmaciones sin prestar atención a nada que no sea el propio gusto al hablar, el hábito normal de una persona de tener presente cómo son las cosas puede quedar atenuado o perderse. Uno que mienta y otro que digan la verdad juegan, por así decirlo, en bandos opuestos del mismo juego. Cada uno responde de los hechos tal como los entiende, aunque la respuesta del uno se guía por la autoridad de la verdad, mientras que la respuesta del otro desafía dicha autoridad y rehúsa poner coto a sus exigencias. El charlatán ignora por completo estas exigencias. No rechaza la autoridad de la verdad, como hace el embustero, ni se opone a ella. No le presta ninguna atención en absoluto. Por ello la charlatanería es peor enemigo de la verdad que la mentira."

Otro párrafo que me ha llamado la atención es el que dedica a la conversación de tertulia:

“Los temas característicos de una tertulia tienen que ver con aspectos de la vida muy personales y emotivamente cargados, como, por ejemplo, religión, política o vida sexual. La gente suele ser reacia a hablar abiertamente sobre estos temas si piensan que se les puede tomar demasiado en serio. Lo que tiende a ocurrir en una tertulia es que los participantes aventuran diversas ideas y actitudes para ver qué efecto produce oírse a si mismos diciendo esas cosas y para descubrir cómo responden los demás, sin dar por supuesto que estén comprometidos con lo que dicen: todo el mundo que participa en una tertulia sobreentiende que las afirmaciones que se hacen no necesariamente ponen de manifiesto lo que la gente cree o siente realmente. Lo esencial es posibilitar un alto nivel de desenvoltura y un enfoque experimental o exploratorio de los temas discutidos. De ahí que se procure gozar de un cierto margen de irresponsabilidad, de manera que los tertulianos se sientan animados a transmitir lo que piensan sin demasiado temor a que se les tome la palabra.”

Realmente hacemos algo así cuando estamos de tertulia, ¿no?... por lo menos creo que yo lo hago.

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