Con el tema de Cuba he estado muy parlanchín, demasiado quizás; ha sido difícil contenerse ante un país tan fuera de lo normal. Alemania también es sorprendente, aunque justo por lo contrario: porque allí las cosas son como deberían ser siempre en todos lados; porque, en ese sentido, las cosas son normales. Esto es, la gente vive mayoritariamente en casas de verdad, con su jardín, y no apiñada en minúsculos apartamentos; los horarios de trabajo no se prolongan más allá de las 5 o las 6 de la tarde; se come muy bien; los servicios -públicos y privados- funcionan impecablemente… en fin, así todo.
Quiero aprovechar para desenmascarar un par de mentiras que están muy arraigadas en España:
Mentira nº 1: Que España es el país donde mejor se vive en el mundo. Esto es falso de toda falsedad, es una falacia que nos han colado sibilinamente los políticos para que no les linchemos como deberíamos, por su parte de culpa; hay muchos países donde se vive mejor que en el nuestro, empezando por Alemania.
Mentira nº 2: Que los alemanes –y en general, todos nuestros vecinos del norte- son gente amargada que no sabe disfrutar de la vida. Esto es otra engañifa, es un topicazo tan cierto como que los españoles somos todos toreros.
Y hasta aquí mi opinión sobre el país, ya no hablo más. Ajustándome a la filosofía con la que empecé este blog, voy a dar aquí los cuatro datos prácticos que bastan para organizar una escapada de pocos días a Alemania, semejante a la que hemos hecho nosotros.
Para empezar, el hecho de no hablar alemán no supone un obstáculo en absoluto. Llevando ya resueltas desde España, mediante las correspondientes reservas hechas por internet, las cuestiones básicas del viaje –billetes de avión, hotel y coche de alquiler-, así como una buena guía de Alemania en español, hay muy poca necesidad de entender nada, o de hacerse entender.
Los actos propios de la vida cotidiana –comprar algo en una tienda, echar gasolina, sacar un billete de metro, tomarse una cerveza en un bar, lo que sea- funcionan de la misma forma que en España, así que no hay riesgo de choque cultural, ni códigos extraños que conocer (no te van a poner mala cara en un restaurante por no eructar al final, ni tienes que frotarte la nariz con tu interlocutor para saludarle, ni cosas raras por el estilo).
El único momento en que realmente te viene bien conocer el idioma se presenta ante la carta de un restaurante, especialmente si eres maniático con la comida y hay una batería de cosas que no puedes comer (cómo se nota que no vivimos en África…). Con un pequeño diccionario de bolsillo español-alemán, este problema estará solventado.
La cuestión se simplifica mucho si sabes algo de inglés, aunque sea a un nivel muy rudimentario, pues la gente por lo general lo entiende. Pero imprescindible tampoco es.
Alquilar un coche resulta interesante para poder viajar a otros pueblos o ciudades distintos al primer destino, especialmente si vas a hacer recorridos que incluyan varias visitas en un mismo día. Pero no es necesario si vas a estar siempre en la misma ciudad –en ese caso lo ideal es sacarse un pase turístico de un día para el transporte público-. Si aparte de la ciudad de destino sólo se va a visitar alguna ciudad medianamente importante que esté cerca, entonces lo mejor es evitar el coche también y usar los trenes, que circulan con mucha frecuencia y puntualidad.
La única particularidad que tiene conducir por Alemania es la ausencia de límite de velocidad, como regla general, en las autopistas. En la práctica hay muchos tramos con limitación reglamentaria, o con un tráfico tan denso que no se puede correr. Pero en los tramos despejados y sin límite de velocidad, hay que andarse con cuidado a la hora de meterse en el carril izquierdo. Si ves un coche por el espejo, aunque esté lejos, conviene tener en cuenta que se puede estar acercando tanto a 150 como a 250 km/h; y claro, no es lo mismo.
Nosotros fuimos a visitar la zona que sale en este mapa. Obviamente puede organizarse un viaje parecido por cualquier otra zona de Alemania, pues hay sitios que ver por todo el país.
Ver mapa más grande
Nos quedamos a dormir en Hamburgo, y desde allí hicimos excursiones a otros pueblos y ciudades de los alrededores. Las ciudades más importantes que visitamos fueron Bremen, Lübeck y Schwerin. Casi todas las ciudades de la zona formaron parte de la Liga Hanseática durante la Edad Media.
Al recoger el coche en el aeropuerto de Hamburgo nos dieron a elegir entre un Seat Altea y un Escarabajo. Menuda pregunta… ¿qué coche vamos a querer para darnos un paseo por Alemania?
Pues éste, claro. La foto está tomada en una comarca muy bonita que se llama Altes Land -curiosísima la etimología del nombre, a quien le interese que lo vea aquí (en inglés)–, situada al oeste de Hamburgo, en la margen izquierda del Elba, por la carretera hacia Cuxhaven.
5 comentarios:
Oui. Eso que pensaba que mis dos actualizaciones te alegrarían, ya estaba por fin aquí, más entradas más diversión... espero que sea solo el principio de grandes comentarios porque sino... jajajaja!
Espero que te hayas divertido algo con el vídeo "Albert Einstein Returns"
¡Súper padre tu viaje! pero aún no entiendo la mancuerna Cuba-Alemania, quizá hubiera entendido más Cuba-México, Cuba-Brasil o Cuba-algo de América, pero ¿por qué el brinco de América a Europa? ojalá que el mundo no deje de ser mundo antes de que nos resuelvas esa gran incógnita.
A decir verdad, lo que más me llamó la atención de la foto fue... el carrito, creo que eligieron bien.
¡Saludos!
¡Hola!
wah...hermoso país Alemania ¿no? Lo cierto es que yo de alemantia unicamente he pisado el enorme y aparatosisimo aeropuerto de franckfurt en infinidad de escalas... Me gustaría acercarme alguna vez y ya son varias personas las que me han dicho que una escapada rápida a Alemania es la amr de rentable, asi que empiezo a quedarme sin escusas por no haberlo visitado aún.
Por cierto, a mi también me corroe la duda existencial que comenta Myriam. ¿Porque Cuba-Alemania?
¡Hola Víctor!
Te conocí en el blog de Carol y me pareció muy interesante lo que piensas de la cultura, enhorabuena que existen jóvenes con empuje. Así que me pase a tu blog y me parece muy interesante tu apreciación de Alemania y sobre todo el darte cuenta que el país donde vive uno no es la quinta maravilla, sino que todos tienen lo suyo y que no se puede etiquetar a los países por algo representativo en él. A ustedes no se les puede etiquetar como toreros, ni a los mexicanos como charros.
Saludos de alguien no tan joven para los jóvenes
@ Myriam y Carol... sí, es verdad que eso de Cuba-Alemania así dicho queda raro, si hubiera ido a una agencia pidiendo ese viaje me hubieran puesto los ojos como platos, jajaja.
En realidad, viaje lo que se dice viaje fue el de Cuba, que fuimos a descubrirla. Lo de Alemania sólo fue una breve escapada para no tener que pasar 15 días de agosto en Madrid, como nos podríamos haber ido a la playa. Es un país que ya conozco, que me gusta, y que sólo está a dos horas de vuelo, así que es casi como estar en casa.
@ Hola Celia, muchas gracias por pasarte por aquí y por tu comentario. Sí, eso de poner etiquetas es tan fácil como incorrecto. Y gracias por lo de joven...
Publicar un comentario