sábado, 28 de febrero de 2009

Velázquez: "Retrato del Papa Inocencio X"

Vi ayer en el blog de Civilis la foto de un cardenal que me recordó este cuadro que comento hoy aquí, uno de mis favoritos: el retrato que le hizo Velázquez al Papa Inocencio X. Es uno de los pocos cuadros de Velázquez que no están expuestos en el Museo del Prado, por lo que en España no es de los más conocidos.

Pienso que la diferencia entre un buen pintor y un auténtico genio (como lo era Velázquez), estriba en que el primero es capaz de reflejar perfectamente la realidad material, y el segundo puede, además, pintar la realidad inmaterial. O, dicho de otro modo, el genio es capaz de descubrir en la materia los tenues indicios de lo inmaterial, y trasladarlos después al cuadro para que, dentro de éste e igualmente invisibles a los ojos comunes, cumplan su función de transmitir lo que carece de sustancia material. El genio hace el pequeño milagro de asir lo inasible. Me refiero a aspectos tales como la luz, los reflejos, el movimiento, los pensamientos de un personaje, o el mismísimo aire…

En el caso de este cuadro, el retrato no se limita a las facciones del personaje, sino que abarca también su actitud psicológica. Según cuenta la historia, el Papa no estaba muy convencido de dejarse pintar por Velázquez; y esa actitud de desconfianza, de duda, de prevención, que sentía el personaje el día en que tomó asiento para que le hicieran el retrato, ha quedado estampada para la posteridad en el cuadro de Velázquez. Al ver el cuadro terminado, el Papa quedó desconcertado y exclamó: “Troppo vero”. Efectivamente, demasiado veraz.

viernes, 27 de febrero de 2009

Lüneburg

Lüneburg es una ciudad pequeña, situada en el Estado federado de Baja Sajonia. Aquí os coloco el escudo, como de costumbre:


Es la capital de una comarca conocida como la Lüneburger Heide, o Llanura de Lüneburg, cuyo mapa pongo a continuación. Como bien expresa el nombre, es una tierra tan llana como nuestra meseta castellana. Cruzamos la comarca en coche, pero no la pudimos disfrutar plenamente porque no paró de llover y la visibilidad era escasa. Menos mal que al llegar a Lüneburg paró la lluvia y hasta salió el sol, por la que la visita a la ciudad sí que resultó agradable. Pese a todo, me apunté la región para volver algún día, seguro que tiene una buena oferta de alojamientos rurales y de lugares por los que pasear.



Y aquí vienen las fotos:




Este es el Ayuntamiento. Ha crecido a lo largo de los siglos mediante la expeditiva fórmula de ir construyendo edificios adyacentes, pegados unos a otros. El resultado final es un bloque compacto y abigarrado de casas, que en realidad son una misma.


Al fondo, una iglesia mastodóntica como casi todas las de la zona:


Una fila de casas, todas antiguas y todas distintas:



La vida cotidiana:


La parte más vistosa de la ciudad se encuentra a ambos lados del río que atraviesa la ciudad. Observad las terracitas a pie de río, vaya sitio para tomarse una cervecita:





Las dos fotos siguientes las tomé después de cenar, cuando estaba anocheciendo e íbamos camino del coche para volver a Hamburgo a dormir. La última, en particular, me parece muy bonita.



martes, 24 de febrero de 2009

El profeta

Al hilo de lo que comentaba en una entrada reciente –la del Neandertal-, sobre la sustancial diferencia que existe entre describir y pronosticar, se me ha ocurrido investigar en internet a ver si encontraba alguna predicción que se hubiera realizado de la actual crisis económica.

Y he encontrado un curioso video en youtube. Se trata de un programa de televisión emitido en abril de 2007.

Los primeros indicios que de que algo pasaba, de que algo se podría estar resquebrajando, se manifestaron en Estados Unidos en el mes de marzo de 2007, cuando una financiera importante especializada en hipotecas subprime (New Century) comenzó a tener problemas. En abril de 2007 se derrumbó en España una empresa inmobiliaria recién llegada al negocio y sobreendeudada. Pero ni remotamente se pensaba entonces que se podía llegar a la situación actual.

En la primera mitad del vídeo se vive un pequeño caos (una rueda de prensa del presidente de esa inmobiliaria en la que se va la luz; el gobernador del Banco de España vaticinando una “desaceleración suave”; los del programa que ponen el segundo vídeo en lugar del primero...), pero lo verdaderamente divertido ocurre en la segunda mitad del programa, cuando entrevistan a un experto financiero con la intención evidente de que tranquilice al público, y el tipo se pone a largar las verdades del barquero y a anunciar con toda tranquilidad un cataclismo.





En realidad, sí hubo gente que vio venir la crisis en España: las grandes empresas del sector inmobiliario. Éstas vendieron su negocio, más o menos disimuladamente, entre 2006 y 2007, y con el dinero obtenido compraron aeropuertos en Gran Bretaña, empresas eléctricas, concesionarias de servicios públicos, petroleras, bancos, etc… no hace falta dar nombres. No llegaron a advertir que la crisis inmobiliaria provocaría una crisis financiera y por eso también están teniendo ahora sus dificultades, pero al menos están siendo capaces de sobrevivir; no como los advenedizos que les compraron el negocio a precio de oro, que se encuentran ahora arruinados y arrastrando con ellos a los bancos que les prestaron el dinero para ir de compras, bancos que tampoco descubrieron a tiempo la jugada.

sábado, 21 de febrero de 2009

Carpas Koi

Efectivamente, como bien decía Trenzas, los peces que nadaban despreocupadamente por este blog eran carpas Koi japonesas. Pongo aquí de nuevo la foto:

La carpa común es un pez de agua dulce. Por lo que he leído en la wikipedia, está muy extendido por todo el mundo. En España (y supongo que en el resto del mundo, salvo en Japón) es un pez feo, y con mala reputación. Cuando yo era niño, un tío mío iba a pescar con sus amigos a un pantano, y a veces me llevaban. De aquellos tiempos me queda el recuerdo difuso de que la carpa era un pez divertido de pescar (pues, por su tamaño, oponía una resistencia considerable), pero de escaso o nulo interés gastronómico (considerado "sucio", como las ratas entre los mamíferos, o las palomas entre las aves). Su aspecto gris-verdoso es desagradable.

Japón es un país especial. Personalmente sospecho que se trata de una colonia extraterrestre afincada en nuestro planeta, y nadie me ha demostrado nunca lo contrario. En Japón han sacado color a las carpas, les han puesto el nombre de Koi, y las utilizan como especie ornamental en los estanques de sus cuidados jardines.

Según la wikipedia, la carpa común y la carpa Koi pertenecen a la misma especie, Cyprinus Carpio. Pongo aquí el link a la Wiki, donde sale una foto de carpas comunes, y otra de carpas Koi. Curiosamente, la foto de las carpas comunes está tomada en Madrid.

Como decía, en Japón han conseguido sacarles color a las carpas. No sé cómo lo han hecho, supongo que mediante cruces y mucha paciencia. Los japoneses han conseguido, aprovechando el mecanismo de la selección natural, que una especie de cangrejo tenga el caparazón con la forma de una cara de samurai -los cangrejos Heike-, así que esto de los colorcillos habrá sido para ellos pan comido.

Pongo aquí un vínculo a una muestra de carpas Koi. Los japoneses no se limitan a conseguir que los peces sean de colores, eso sería demasiado fácil, sino que, llegados a ese punto inalcanzable para el resto de los mortales, comienzan a explorar la fase artística... una variedad con mucho éxito, creo, es esa que porta la bandera del Japón.

Para terminar, pongo un vínculo al lugar donde tomé la foto, el Templo de Kozanji en la isla de Ikuchijima, provincia de Hiroshima. Al final de toda la ristra de fotos de esa página, vienen algunas del mismo estanque. El Superpremio Interestelar correspondería a quien identificase en esas fotos, a alguna de las carpas de mi foto, jeje... Y a quien acertase el nombre con el que conozcan singularmente en el templo a la carpa identificada, bufffff, ya no sé lo que le daría... el Oscar Carpiano por lo menos. :) O el Metacarpiano...

viernes, 20 de febrero de 2009

Concurso - prueba de retentiva

Se abre el concurso “Gran Premio Intercontinental a la Retentiva - 2009”

La pregunta es la siguiente: ¿a qué especie pertenecían los peces que han estado nadando durante meses en la cabecera del blog?

He cambiado también la foto de la derecha, para colocar una más acorde con el tiempo presente. Ha pasado ya lo peor del invierno, y se anuncia la primavera.

jueves, 19 de febrero de 2009

El tuercebotas

AVISO: Esta entrada está mal, de principio a fin (bueno, el último párrafo es correcto). Tan pronto como la colgué, me puso un comentario Roberto avisándome de que los cálculos que contiene están mal hechos (no tengo costumbre de manejar miles de millones, qué le vamos a hacer), y así pierde todo el sentido. No es sólo un dato que se pueda corregir. Pero la voy a dejar tal cual, porque con los datos correctos la conclusión que se obtiene es justo la contraria, y mucho más positiva: ¡es posible que no estemos tan mal!


Me ha llamado la atención uno de esos correos electrónicos que van circulando por Internet, y que hoy ha aterrizado en mi cuenta. Igual lo habéis recibido también algunos de vosotros. En ese correo se calcula la relación que existe entre los planes de rescate financiero que proliferan hoy en día por todo el mundo, y la población humana.

Empiezan con el plan de ayudas de los Estados Unidos. Ese plan tiene un importe de setecientos mil millones de dólares (700.000.000.000); ha sido recientemente ampliado -ayer, sin ir más lejos-, pero en el correo se tiene sólo en cuenta el importe inicial. Y se compara con la población mundial, que es de seis mil setecientos millones de personas (6.700.000.000). El resultado es el siguiente: si se repartiera el dinero de ese plan entre todos los habitantes del mundo, le tocarían a cada persona ¡104 millones de dólares!

Luego siguen con el caso español. Existe un plan de adquisición de activos financieros por importe de cincuenta mil millones de Euros (50.000.000.000). Este es el famoso dinero que se dice que “se le está dando” a la banca (en realidad no es un dinero que se les esté regalando, sino que con ese dinero el Estado está comprando activos financieros en poder de la banca –supuestamente activos de máxima calidad- a su precio -supuestamente- de mercado, con el fin de que la banca tenga liquidez; por eso dice la banca que, en realidad, no les están dando nada). De esos cincuenta mil millones, el gobierno ya está autorizado para gastar treinta mil millones; y de éstos últimos ha consumido ya unos veinte mil millones de Euros hasta finales de enero.

Pues bien, si relacionamos sólo el dinero que el gobierno está autorizado a gastar –y que gastará- en la compra de activos financieros a los bancos -30.000.000.000 de Euros, con los cuarenta y seis millones de españoles que somos (46.000.000), descubrimos que si el dinero se repartiese entre todos los españoles, nos tocaría percibir 652 millones de Euros a cada uno de nosotros; para comprender mejor la enormidad de la cifra: más de cien mil millones de las antiguas pesetas (100.000.000.000.-Ptas) por cabeza. ¿No sería una forma radical de resolver la crisis? ¡Seríamos todos inmensamente ricos!

En fin, seguro que esa solución del reparto no serviría. Me da pereza pensar por qué no serviría, pero seguro que es así, no nos hagamos ilusiones. Pero esa sencilla reflexión que, a modo de curiosidad estadística, se hace en este correo que comento, me sugiere otra reflexión bastante menos graciosa: dado que las cifras son correctas, de forma indirecta, pero científica en cierto modo, se está perfilando el tamaño de esa misteriosa burbuja financiera de la que tanto se habla. Y el tamaño es éste: la burbuja pinchada es a la burbuja inflada, lo que el patrimonio medio de cada español es a 652 millones de Euros. ¡Toma castaña!

Así que… buenas noches, ¡y buena suerte!

Va, es sólo una broma, un pensamiento detestable y carente de todo rigor. Para demostrarlo, despediré la entrada con una insustancial noticia social: he escuchado en la radio que esta tarde ha nacido en Madrid el Nieto de Dios. Así es, el Mismísimo (no confundir con el Altísimo, que éste seguro no lo será), hijo del Kun Agüero y nieto de Diego Armando Maradona. Menuda presión para el pobre chaval, como luego resulte ser un tuercebotas…

miércoles, 18 de febrero de 2009

Schwerin

Schwerin es la capital de uno de los Estados federados de Alemania, uno que se formó tras la segunda guerra mundial mediante la unión de la región de Mecklenburgo, con el trozo de Pomerania que conservó Alemania (la parte restante se la quedó Polonia). Este es el combativo escudo de la ciudad:

Como muchas otras ciudades de la zona, se encuentra rodeada de lagos. Tiene un centro antiguo, y un gran castillo construido sobre una pequeña isla. Lamentablemente, no he conseguido subir esta vez el mapa de google.maps, se me cuelga misteriosamente el programa cuando lo intento… Es una pena, porque con la vista aérea (espacial, más bien) se puede apreciar un hecho curioso: el castillo está en una isla pero sus jardines se encuentran en tierra firme, unidos por un pequeño puente a la isla del castillo al que pertenecen. Tendréis que usar la imaginación… o el google.maps para verlo.

Estas dos fotos son de la Marktplatz. La iglesia que sobresale detrás es la Catedral.



En la foto siguiente se pueden apreciar las severas formas de la Catedral. Paseando bajo esas imponentes torres, se le quitan a uno las ganas de pecar; no ya por observancia religiosa, ni siquiera por el implacable rigor celestial que anuncian esas formas, sino por el temor más inmediato a que un párroco suspicaz pudiera encontrarse apostado tras sus matacanes, provisto de una ballesta, y listo para pasaportar al pecador “in pectore”, por la vía rápida, a la sala de vistas de los juicios finales.


Dos fotos del castillo. Lo primero que se edificó en ese lugar fue una fortaleza eslava, en el siglo X. El castillo actual fue construido en el siglo XIX, en un estilo romántico o neogótico que a mí, personalmente, no me gusta.



Los jardines del castillo:


Y una foto tomada desde el castillo, hacia los lagos que lo rodean:


Para terminar pongo la foto que más me gusta. La tomé porque me hizo gracia el contraste entre la chica moderna, y los edificios del entorno. Lástima que los coches y las señales de tráfico maticen ese contraste, si supiese manejar el famoso photoshop los eliminaba de un plumazo.



lunes, 16 de febrero de 2009

Aldous Huxley: "La Isla"

Llevo (también) un considerable retraso con la sección de libros, situación que me propongo enmendar en las próximas semanas. Veremos en qué queda el propósito. Por lo pronto, comenzaré con la reseña de un libro que conocí no hace mucho gracias al blog de Carol: “La Isla”, de Aldous Huxley.

Me voy a permitir la licencia de “autocopiarme”, reproduciendo en esta entrada el comentario que hice sobre este mismo libro en su blog: me resulta más cómodo y sigue siendo válido, pues no he cambiado de opinión.

Me gustan en general los libros en los que se realiza una reflexión sobre nuestra sociedad, bajo una forma de parábola o de cuento más o menos fantástico (tipo “1984”, “Animal farm”, “Fahrenheit 451”, “Un mundo feliz”, o “La Isla”). Carol los incluye bajo el concepto de “Ciencia-ficción”, pero tengo mis dudas sobre esa categorización. Yo los denominaría más bien libros de “Sociología-ficción”. Es cierto que suelen incorporar algún elemento científico ficticio (por ejemplo, la droga “soma” en “Un mundo feliz”), pero ese elemento no opera en la obra como la causa del problema social en cuestión. El elemento científico se utiliza, en realidad, como un aderezo de la historia que se cuenta, como un apoyo técnico que se emplea para apuntalar lógicamente los puntos esenciales que sostienen el relato. La ficción principal es la sociológica, sin perjuicio de que accesoriamente se acompañe de una ficción científica. En cualquier caso, el calificativo que le demos al libro es lo de menos.

Pienso que “La Isla” no pretende realmente contar una historia, sino exponer una idea; se realiza en el libro la descripción novelada de una sociedad perfecta, cuyo funcionamiento se nos expone con todo detalle a través de una persona occidental –el protagonista-, que llega a una isla de oriente tras un naufragio, y a quien los lugareños le obsequian con un extenso tour por la isla. Pero no le muestran monumentos o parajes naturales (como haríamos normalmente al recibir a una visita), sino la perfecta organización social que han creado, basada en los principios budistas.

Nuestro protagonista, dicho sea de paso, tiene la misión secreta de promover un golpe de Estado en la isla que conduciría a la destrucción de su organización social; lo cual no parece casual, sino una manifiesta alegoría de la naturaleza perniciosa que Huxley atribuye a la civilización occidental (al menos en este libro).

Con el libro me ha surgido una duda de tipo práctico: ¿existe una versión política del budismo, o Huxley ha imaginado por su cuenta el sistema político que narra en el libro, a partir de las ideas budistas relativas a la persona individual? Lo ignoro por completo.

La experiencia parece demostrar que no es posible la existencia de una sociedad perfecta en el mundo real. Por lo que se hace agradable vislumbrar en el libro una de sus posibles formulaciones, y mantener viva, al menos mientras dura su lectura, la esperanza de que pudiera llegar a ser cierta algún día.

Al terminar de leer el libro pensé que debía tratarse de una obra de juventud de Huxley, pues esto de imaginar sociedades perfectas parece característico de esa época de la vida. Pero Huxley escribió el libro ya mayor, poco tiempo antes de morir, por lo que se diría que se mantuvo joven de mente hasta el final.

jueves, 12 de febrero de 2009

Wismar

Voy a ponerme las pilas, y a terminar de mostrar los lugares tan bonitos que conocimos con ocasión del viaje que hicimos el verano pasado a Hamburgo y sus alrededores. Será esta entrada, y tres más.

Wismar es una pequeña ciudad alemana, situada a orillas del Mar Báltico. No hace mucho tiempo había que saltar el muro para visitarla, pero hoy ya no. Tiene una historia muy curiosa, que se cuenta en este link (inglés).

Os la resumo: cuando terminó la Guerra de los Treinta Años, en 1648, la ciudad pasó a formar parte de Suecia, ¡nada menos! En 1803, Suecia se la vendió al Ducado de Mecklenburgo, con un derecho de recompra durante 100 años. La vigencia de este derecho hizo que la ciudad no estuviera representada en la Dieta (parlamento) de Mecklenburgo, por lo que se mantuvo durante este tiempo en una especie de limbo legal. En 1903, Suecia dejó caducar el derecho de recompra, y Wismar se incorporó definitivamente a Mecklenburgo. La historia de la ciudad posterior a esta aventura sueca, ya es la propia de la Alemania del s. XX, con todo su jaleo.

Este de arriba es su vistoso escudo. Los tres peces que aparecen debajo del barco tienen que ser arenques, forzosamente. El arenque (Matjes, en alemán) es la comida típica de la zona. Lo preparan de muy diversas formas, todas ellas muy ricas.

Empezamos la visita en la consabida Marktplatz, o plaza del mercado:


Las fotos están tomadas el día 18 de agosto, en pleno verano (boreal), y ya véis la gente como va de abrigada. La siguiente es una calle del centro:

Y esta que viene es la Marienkirche (o iglesia de Santa María) omnipresente en todas las ciudades que visitamos. En este caso, sin embargo, la iglesia había sido destruida durante la guerra, y sólo quedaba una gran torre exenta. El conjunto forma la curiosa estampa que se refleja en la foto.

La siguiente es la St. Nikolaikirche (o iglesia de San Nicolás). Primero una foto del exterior, y luego dos del interior. Tenía un órgano espectacular, y una estatua inexplicable.



Otra calle de la ciudad, camino del puerto:

Este es el puerto, que se da un aire escandinavo:

Y esta es la casa de un caprichoso:

Y para terminar, la St. Georgenkirche (o iglesia de San Jorge)... a estas alturas ya habréis adivinado que iglesia se dice Kirche, en alemán. Esta iglesia también fue destruida durante la guerra; estaba recién reconstruida por fuera, pero el interior se encontraba todavía en obras.

Y esto es todo (todo lo que puedo ofrecer, la ciudad tiene muchas cosas más). Espero que os haya gustado.

sábado, 7 de febrero de 2009

Buenos Aires

A la petición que os hacía a todos los lectores en los comentarios a la entrada de 24/01/2009, contestó rápidamente Roberto enviándome tres fotos de Buenos Aires.

Me viene muy bien para poder incorporar, a la sección de Viajes de este blog, un lugar al que no he viajado nunca. Gracias a internet, hoy en día es fácil localizar imágenes promocionales de casi cualquier lugar del mundo, pero contar con fotos “humanas”… eso es un auténtico lujo.

Y además, no proceden de un sitio cualquiera; son fotos de Buenos Aires, esa ciudad tan escandalosamente lejana, y que se hace tan difícil de imaginar si nunca la has visitado. Ya sólo el hecho de que se encuentre en el hemisferio sur, la hace conocedora de uno de los mayores secretos de la Humanidad… el misterio de llevar una vida normal con el suelo arriba y el cielo abajo; espero que algún día Roberto nos lo revele.

Voy a poner algo de música para acompañar a las imágenes, y ubicarnos así en el lugar con todos los sentidos posibles. Tengo a mano “Mi Buenos Aires querido”, de Gardel, y “La canción de Buenos Aires” cantada por Roxana Fontán; pero he preferido poner un tango menos conocido, más interesante, aprovechando que comienza hablando sobre los atardeceres de Buenos Aires. Se llama “Balada para un Loco”, en versión de Raúl Lavie.



Bien, y ya con la música en marcha, nos vamos a Buenos Aires. Comenta las fotos el propio Roberto:

En la primera que adjunto se ve la Plaza de Mayo, la Pirámide de Mayo y, al fondo, la Casa de Gobierno o Casa Rosada. Si la amplías un poco, verás que la pirámide tiene pintadas consignas políticas de las últimas (o anteúltimas...) manifestaciones y un poco más atrás una reja que divide en dos la plaza... ambas mitades son accesibles, pero supongo que en caso de apuro serviría para frenar un poco alguna manifestación salvaje. Las pintadas y la reja te van dando una idea de que parte de nuestra población no es totalmente civilizada.


La segunda foto es el antiguo Cabildo de la época colonial, donde entre el 22 y el 25 de mayo de 1810 se encontró el camino para cambiar el gobierno expulsando al Virrey Cisneros. Modernamente, se le da a ese acontecimiento más bien un carácter de golpe de estado, ya que la firma (unilateral...) de la independencia fue seis años más tarde (9 de julio de 1816 en San Miguel de Tucumán). Por otra parte, una organización más o menos seria del país recién se logró en 1853 con la aprobación de una Constitución Nacional. El Cabildo se encuentra en el lado opuesto de la plaza respecto de donde está la Casa de Gobierno. La Casa de Gobierno está al este de la plaza.


La tercera foto muestra la Catedral de Buenos Aires que se encuentra del lado norte de la plaza. Según pude leer en internet, su construcción sufrió varias complicaciones (derrumbes incluidos...) y ocupó un largo período entre los siglos 18 y 19.


A mi estas fotos de Roberto me han permitido descubrir varias cosas:

En la primera, descubro con sorpresa –como si fuese un descubridor del pasado – que en la famosa Plaza de Mayo ¡existen unos jardines!… Toda la vida viendo imágenes de esa misma plaza, aparentemente inmensa, tomadas desde las alturas y mientras miles de personas se manifiestan en ella, y ahora resulta que se trata de una plaza recogida, en la que puede uno darse un tranquilo paseo bajo los árboles.

En la segunda, descubro lo modesta que es la influencia española de la época colonial. El que, supongo, sería el principal edificio de ese tiempo, se ve ahora diminuto al lado de los edificios construidos ya en época moderna, que prometen extenderse por miles a lo largo de esas amplias avenidas. También veo que los taxis utilizan los mismos colores que los taxis de Barcelona.

Y en la tercera descubro otro ejemplo de la independencia cultural argentina respecto a España. El diseño arquitectónico de la portada de la Catedral no lo he visto aquí en la vida, forzosamente tiene que haber sido construida en el rango alto de las fechas que da Roberto (s. XIX, o "19" como comprobamos que escriben allí), tras la independencia de España. Aquí tenemos muchas iglesias con portadas neoclásicas, algunas incluso con un pórtico de columnas, pero integrado el pórtico en ese caso como elemento de una fachada más extensa que termina con las torres; pero no recuerdo ninguna iglesia en la que un pórtico así sea el elemento único de la fachada, a modo de un templo griego. Más que neoclásica, es un estilo greek revival. En España vemos ese estilo en algunos edificios civiles, pocos (aquí en Madrid, por ejemplo, en el Congreso, o en la Bolsa), pero no recuerdo haber visto jamás que una iglesia católica utilice esa forma “pagana”… ¡si hasta la escena de la historia sagrada esculpida en el friso parece representar algún acontecimiento de la mitología griega!

Pues nada Roberto, muchas gracias de nuevo, en mi nombre y en el de los lectores, por las fotos que nos has enviado.

viernes, 6 de febrero de 2009

El Neandertal manirroto

Uno de los acontecimientos que estoy siguiendo con más atención en los últimos tiempos es la histórica crisis económica que nos rodea. No sé, quizás esté un poco obsesionado con este tema, pero es que todos los días se me cruza por el camino. También es la primera crisis que me toca vivir como sujeto económicamente independiente, pues durante la última que vivimos en España (la del año 1993, la resaca de las Olimpiadas y de la Expo), era todavía demasiado joven como para tener que preocuparme por mi sustento.

Hace unos meses, el día 10/10/2008, escribí una entrada sobre este mismo asunto. Comentaba un artículo que había leído en el periódico, en el cual se achacaba el origen de la crisis (entonces sólo financiera) a una política de tipos de interés muy bajos y al abuso de los instrumentos financieros derivados, que conjuntamente habían generado una liquidez ficticia.

A estas alturas se dice que la crisis supone el fin del sistema capitalista, o la constatación de su fracaso, o que estamos en la antesala de un sistema socialista definitivo… en fin, el futuro en economía resulta particularmente impredecible, como esta misma crisis nos ha venido a demostrar, así que no sé lo que pasará; por ahora, sólo se pueden aventurar opiniones; la mía, es que nos encontramos ante una monumental borrachera del sistema (de dimensión desconocida en este momento y que no debemos subestimar, pues las borracheras pueden ser ligeras, pero también letales), que terminaremos superando, espero, con un buen dolor de cabeza y la lección bien aprendida. Es sólo mi opinión, claro está, respeto las opiniones de los demás, y especialmente las de mis queridos lectores.

Pienso que hemos alcanzado ya una posición que nos permite realizar un diagnóstico más preciso del problema. Evidentemente, el mérito no está en describir el presente, sino en haber sido capaz de predecirlo antes de que llegase. En esta ocasión la enfermedad no ha sido anunciada con tiempo, pero es imprescindible efectuar rápidamente un diagnóstico acertado para curarla. Y me da miedo que, al menos en España, los “médicos” están evitando deliberadamente formular el diagnóstico correcto (pese a que lo tienen delante de las narices, y seguro que en su fuero interno lo conocen), por pura cobardía, para no tener que afrontar los efectos del tratamiento. De forma que, mientras se deciden a actuar, vamos todos cuesta abajo, a toda pastilla, sin frenos y sin conductor.

A mi juicio, lo que está ocurriendo es algo muy complejo en las formas, pero muy simple en su esencia. Voy a tratar de explicarlo. Vayamos al principio, a los neandertales (pongo a estos pobres como ejemplo porque me hacen gracia, ya sé que no son antepasados directos nuestros).

Un neandertal sólo podía empezar a progresar el día que con su trabajo fuese capaz de producir tres kilos de trigo, y consumir sólo uno. Ese día habría generado una riqueza de dos kilos de trigo. Esto mismo, complicado enormemente en las formas, resulta válido también hoy: cada uno de nosotros genera riqueza cuando produce más de lo que consume. Lo mismo vale para una empresa, para un país, o para el mundo entero. Al contrario, quien consume más de lo que produce, se empobrece.

Este punto es esencial, y aquí da igual el sistema político-económico que adopte una sociedad; en un sistema liberal, son los ciudadanos quienes deciden sobre sus ingresos y sus gastos particulares; en un sistema socialista, es el Estado quien toma esas decisiones por los ciudadanos; pero en ambos casos, para progresar necesitas generar riqueza, esto es, producir más bienes de los que consumes.

Un crecimiento sano se basa en el ahorro: primero se gana, y luego se gasta en función de lo que se tiene. Pero hay algo que puede colaborar en la consecución de un crecimiento sano, y es el crédito correctamente empleado.

Por ejemplo, un día se le ocurre a un honrado neandertal que necesita herramientas para producir trigo de forma más eficaz (y por tanto, mayor cantidad con el mismo trabajo), pero le piden por ellas veinte kilos de trigo. Lo mejor sería, naturalmente, que tuviera ahorrada esa cantidad de trigo; pero si no es así, no tiene nada de malo que pida prestado ese trigo con el compromiso de devolverlo poco a poco, a medida que lo vaya cosechando. De esta forma, el crédito habrá cumplido su función de inversión y contribuido al crecimiento económico, pues habrá facilitado la adquisición de unas herramientas a quien, con ellas, va a poder generar más riqueza en el futuro, pero no tenía posibilidad de pagarlas al contado.

También puede ocurrir que un buen día nuestro honrado neandertal se levante por la mañana y encuentre quemada su cosecha, viéndose repentinamente en una situación de necesidad. Lo ideal sería, igualmente, que tuviera suficiente trigo ahorrado para salir al paso de un accidente; pero si no es así, le pedirá a otro neandertal que le preste unos kilos de trigo, a devolver cuando vuelva a poner en marcha su plantación. En este caso el crédito habrá contribuído de nuevo al crecimiento económico, ayudando a que una actividad generadora de riqueza supere una situación de dificultad transitoria, y garantizando así su supervivencia.

Y luego tenemos el horripilante caso del neandertal manirroto; éste produce un kilo de trigo al día, consume dos, y todos los días le tiene que pedir prestado a los demás el kilo que le falta. Aquí el crédito no contribuye al crecimiento económico, sino todo lo contrario, se convierte en un mecanismo que sólo sirve para consumir riqueza. Destina recursos a gastos improductivos, y empobrece a quien lo recibe.

Pues esta última situación, pero a una escala bestial, es la que ha proliferado en los últimos años: se ha tirado de crédito para sostener actividades estructuralmente deficitarias.

De repente, prestamistas y prestatarios han tomado conciencia de la pelota gigantesca que se ha formado, y les ha entrado un sudor frío: a unos, porque se dan cuenta de que no van a poder devolver todo lo que han pedido prestado, aunque viviesen mil años; y a los otros, porque se dan cuenta de que no van a poder recuperar todo lo que han prestado, aunque estuviesen retorciéndole el brazo a los prestatarios durante los mil años que éstos viviesen; en definitiva, porque se ha revelado, como en el acto final de un truco de magia, que una inmensa cantidad de dinero sólo tiene existencia teórica o contable, y no real, pues no hay ninguna posibilidad de que esos apuntes contables se transformen en un medio de pago efectivo con el cual comprar una barra de pan en la tienda.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? Como consecuencia de la decisión política de inundar el mercado de dinero barato, y la irresponsabilidad de ciudadanos y empresas. Nos han sacado cien botellas de vino para la cena, en lugar de una, y nos hemos bebido las cien. En esto ha consistido la borrachera.

En España, esta lluvia de millones ha utilizado como vehículo preferente de diseminación el sector de la construcción. Algún día debería redactarse una tesis doctoral que explicase todo el proceso de principio a fin, que identificase a todos los sujetos económicos implicados, y que valorase los beneficios y las pérdidas que ha sufrido cada sujeto en el proceso.

Mientras el proceso estuvo en marcha, los más beneficiados han sido todos aquéllos que han contribuido a la producción y venta de los inmuebles: los Ayuntamientos, liberando suelo a precio de oro (con el gasto añadido de la frecuente corrupción política), los encargados de la edificación (empresas constructoras y técnicos), los organizadores del proceso (empresas promotoras), los bancos (que han podido conceder préstamos muy voluminosos), la gente que pulula alrededor de todo el proceso (notarios, registradores, abogados, gestorías…), los compradores que han llegado a vender mientras ha sido posible con una sustanciosa plusvalía, y de nuevo al final las Administraciones Públicas por vía tributaria. Los perjudicados eran los últimos en comprar, que tenían que retribuir a todos los sujetos que les precedían en el proceso constructivo, asumiendo así todo el gasto acumulado.

Este proceso era como una gran bola en movimiento, pero la bola se ha detenido en seco, comprometiendo la posición de aquéllos a quienes el frenazo haya atrapado en la peor posición, en la parte de arriba de la bola. Éstos se han quedado colgando de la brocha, sean Ayuntamientos, promotoras, bancos, o los últimos compradores.

Fuera de la construcción también se ha notado la lluvia de millones, permitiendo a gran cantidad de personas y empresas vivir del crédito, y no del ahorro; y por tanto por encima de sus posibilidades reales.

¿Qué hacer en esta situación? Sólo hay un camino posible: poner fin a las actividades deficitarias, mantener las actividades productivas, y hacer desaparecer esa pelota de dinero inexistente (pagando las deudas que sea posible devolver, y tachando simplemente del libro de cuentas las deudas que sean irrecuperables). O, en otras palabras, empezar a gastar algo menos de lo que se gana. Esto implicará una importante contracción de la economía, la que sea necesaria para que se desinfle la burbuja. Cuando lleguemos a ese punto, comenzará de nuevo a funcionar el sistema.

¿Y qué está ocurriendo en España? De entrada, los bancos han cerrado el grifo del crédito, lo cual es el principio de la solución. No lo hacen por compromiso social, desde luego, sino porque ellos, que no fabrican la moneda, han pedido prestadas cantidades ingentes de dinero en el exterior (emitiendo bonos a tres, cuatro, cinco años de plazo…), para prestárselas a su vez a los españoles en hipotecas a veinte, treinta, cuarenta años, etc… los bancos tienen que devolver sus préstamos, por lo que sufren una necesidad desesperada de liquidez. Si no están dando crédito no es porque quienes piden los préstamos no sean solventes (que en muchos casos no lo son), sino principalmente porque no tienen dinero y lo necesitan imperiosamente. Porque pagando sus deudas están, en realidad, pagando las nuestras.

Como consecuencia de esta interrupción del crédito, en el ámbito de la economía privada se está produciendo un ajuste devastador, pero absolutamente inevitable. Están cerrando todas las empresas que sobrevivían en el día a día gracias al crédito, que eran miles, y cientos de miles de personas se están encontrando en la calle de un día para otro.

Lo asombroso es lo que está ocurriendo en el sector público. Las Administraciones siguen actuando como si el problema no fuera con ellas. Están tan endeudadas o más que los ciudadanos y las empresas privadas, pero han decidido, como verdaderos kamikazes, que no sólo no van a recortar gastos, sino que van a gastar todavía más, en lo que sea. Están echando gasolina al fuego, y sólo por no querer enfrentarse a la realidad. Están consumiendo las reservas, intentando desesperadamente mantener hinchada la burbuja. Están tirando el dinero.

Y por si no fuera un comportamiento lo suficientemente temerario, abroncan a los bancos porque éstos no están dando créditos (“se les está acabando la paciencia”, amenazan), y llaman la atención sobre los beneficios que tuvieron los bancos el año pasado. Lo que tendrían que hacer es pedir a los bancos que conserven esos beneficios en su balance para provisionar deudas -no para repartir dividendos-, y que únicamente concedan créditos que vayan a destinarse a inversiones productivas.

Las Administraciones tendrían que empezar a ahorrar como están haciendo los particulares. Pero no dejando de pagar a sus proveedores los servicios ya prestados (eso no es ahorrar, es robar), sino recortando gastos. Hasta ahora se niegan a hacerlo con la socorrida frasecilla de que “este Gobierno –o esta Comunidad, o este Ayuntamiento- no va a recortar en gastos sociales” (tomando así a los necesitados como escudos humanos y parapetándose detrás de ellos, los muy valientes). Nadie os dice que tengáis que empezar a recortar por las pensiones o por el subsidio de desempleo, mendrugos, pero es imprescindible que suprimáis los inmensos gastos superfluos, que amorticéis puestos de trabajo improductivos, que os bajéis los sueldos, etc… Si no lo hacéis voluntariamente, es posible que en el exterior dejen de comprar la deuda española, y termine siendo peor.

Existe una corriente de opinión que justifica el déficit de las Administraciones Públicas, alegando que éstas no deben perseguir una rentabilidad, sino la mejor atención a las necesidades sociales…. Eso no tiene ni pies ni cabeza. La Administración tendrá que ajustar sus gastos a los ingresos de los que disponga, atendiendo primero las necesidades más perentorias, continuando por las meramente convenientes, y terminando en el momento en que se acabe el dinero.

Pero que las Administraciones gasten más de lo que ingresan supone: a) un engaño a los ciudadanos, a quienes se les hace ver que son más ricos de lo que son, mientras realmente se les está empobreciendo; b) un abuso a las generaciones futuras, que no están aquí para defenderse, a quienes se les carga con el pago de la deuda (son los que van a terminar pagando un bono a treinta años, emitido, cobrado y gastado alegremente por el político de hoy); y c) una estafa a los prestamistas, pues por principio un país que no tiene intención de dejar de ser deficitario, jamás podrá devolver la deuda emitida si no recibe en el futuro préstamos para atender los vencimientos que se vaya produciendo (la deuda pública de un país deficitario como el nuestro responde a un esquema piramidal, o Ponzi, de libro: el Estado actúa exactamente igual que Madoff, pagando a los prestamistas antiguos con el dinero de los nuevos, sin posibilidad alguna de devolver el capital prestado ya que nunca ha producido una rentabilidad, un superávit).

En consecuencia, a la Administración le toca ahorrar, porque si la situación económica no se estabiliza rápidamente, va a comenzar una lucha sin cuartel entre todos los países del mundo para captar el escaso ahorro que vaya quedando por ahí. Y en esa tesitura, en España lo tenemos muy negro. Hasta ahora se daba por supuesto que un país mediano como el nuestro podría devolver su deuda. Pero todas esas suposiciones se han puesto de repente en cuestión, y un ahorrador extranjero –un neandertal productivo- mirará primero las cuentas del país al que se proponga prestar un dinero que es fruto de su trabajo, para no correr riesgos innecesario. Con la gran cantidad de deuda que están emitiendo todos los países, ese ahorrador va a tener donde elegir, y es complicado que se decante por nosotros (unos Madoffs descarados), sino que confiará sus ahorros a países productores de riqueza, como Alemania, o Japón, o China, que aunque puedan tener una deuda acumulada muy abultada, mucho mayor que la española en porcentaje sobre PIB (caso de Japón), mientras tengan una diferencia positiva entre sus ingresos y sus gastos (o una tradición de que así sea, aunque transitoriamente pasen por dificultades), podrán devolver su deuda sin necesidad de que nadie les preste dinero, aunque sea con retraso.

El dinero que ahorrase la Administración (una pura hipótesis, claro está) tendría que destinarse a dos finalidades: a) a asegurar la subsistencia de las familias que se van a quedar sin ningún ingreso durante esta crisis; b) a promover una nueva actividad económica productiva, la que sea, que sustituya de cara al futuro al sector de la construcción, que estará fastidiado durante una buena temporada.

La capacidad de generar riqueza, esto es, de producir más de lo que se consume (la productividad, en una palabra), exige calidad en los factores de producción (humanos y materiales), y tecnología para aprovechar ambos factores.

Es desalentador comprobar cómo el crédito del que se ha dispuesto durante los últimos quince años no se ha utilizado en su sana función de instrumento de inversión: ni se ha mejorado la educación pública –antes al contrario- para enriquecer el capital humano, ni se ha invertido en investigación y desarrollo.

La única inversión productiva que ciertamente se ha efectuado han sido las infraestructuras. Se han construido muchas autopistas, líneas férreas de alta velocidad, aeropuertos, etc… que desde luego favorecen la productividad de la economía y ahí quedan para el futuro. En realidad, los políticos no han promovido la ejecución de esas obras por un deseo de mejorar la productividad del país, sino porque son vistosas (= rentables electoralmente) y porque con ellas han tenido la posibilidad de cazar sustanciosas comisiones; pero, al menos indirectamente, el efecto es positivo.

Más beneficioso para el país habría sido invertir durante estos años en educación o en tecnología, pero claro, esos factores de producción tan abstractos y poco vistosos, que exigen tanto esfuerzo y que ofrecen tan pocas oportunidades para obtener un enriquecimiento fácil y rápido… no interesaban ¿verdad?

domingo, 1 de febrero de 2009

Vera

El lunes pasado estuve en un pueblo de la costa llamado Vera, en la provincia de Almería. Salí para allá el domingo a mediodía y llegué cuando estaba anocheciendo, algo cansado tras conducir con un viento huracanado pegando de costado durante 500 kilómetros. Así que fui a darme un paseo por la playa para desentumecer los huesos.

La playa de Vera es enorme, debe tener unos 5 Km de largo por unos 500 metros de ancho (distancias estas calculadas con mis ojos miopes, las cifras podrían fácilmente duplicarse), y no había nadie a la vista en toda su extensión, lo que provocaba una sensación de completa soledad. Soplaba además un viento del demonio.

Hice cuatro fotos desde un mismo punto, mirando hacia los cuatro lados. Esta es una visión en 360 grados de la playa de Vera:





La costa de Almería era una de las últimas zonas casi vírgenes del litoral español (junto con la Mariña lucense, pienso), por lo que en esta última época se encontraba en pleno furor urbanizador. Ahora el proceso se ha interrumpido en seco. Me decía una persona con la que hablé allí, que aquéllo era la “zona cero” de la crisis económica que estamos atravesando -al menos en su vertiente española-; me temo que no es así, que la costa sólo es la punta del iceberg, pero para qué iba a quitarle la ilusión…

El domingo por la noche me fui a cenar a un pueblo cercano que se llama Garrucha, pues sabía que tiene un puerto pesquero y pensaba que el lugar podría estar animado. Pero no, estaba casi todo cerrado y el ambiente era desolador (crisis, enero, domingo noche, viento inmisericorde…) Al final encontré una taberna marinera en el mismo puerto, vacía de comensales, y allí cené, solo como una rata; eso sí, los boquerones fritos estaban riquísimos.

Y ya van tres...

Está cayendo ahora mismo la tercera nevada importante de este invierno. No hace tanta gracia como la primera de la temporada, pero provoca las mismas imágenes desacostumbradas. Aquí pongo un par de ellas:



He aprovechado para cambiar la foto del lateral. La anterior era la imagen de una nevada otoñal, caída sobre las hojas caducas que todavía permanecían en una planta. La foto que puse en la entrada del 10/01/2009 ilustraba una nevada de pleno invierno. Y ahora le toca el turno a la imagen característica de una nevada de primavera, caída sobre las flores. Aunque todavía queda tiempo para que termine el invierno, en los días suaves que hemos tenido en las últimas semanas se atrevió a asomar la cabeza un pensamiento... que hoy paga las consecuencias de su osadía. Ahora mismo, una hora después de haber tomado esa foto, ya ha desaparecido bajo la nieve; pero seguramente sobrevivirá, los pensamientos son plantas sorprendentemente resistentes pese a su aspecto débil.

Otra cosa. Recuerdo que en noviembre salió en la tele un jefazo del servicio meteorológico nacional, aventurando que este año el invierno sería "seco". Eso dijo. Y está resultando ser uno de los más húmedos que recuerdo en los últimos años. No le critico que haya fallado en su previsión, ni siquiera me quejo de que ayer no avisaran de la tremenda nevada que está cayendo hoy (anunciaban lluvia, no nieve). Comprendo que la meteorología es una ciencia muy compleja por la magnitud de los cálculos involucrados. Pero si nos habéis repetido hasta la saciedad que no es posible hacer una predicción meteorológica mínimamente rigurosa con más de diez días de antelación, ¿cómo te atreves a hacer ¡en TV! una predicción a dos meses vista, alma de cántaro? ¿no ves que existe en el mundo gente malvada, dotada de memoria (selectiva) y armada con un blog, que puede recordar y publicitar tus promesas cuando aquel futuro que parecía entonces tan lejano, se ha convertido en un rabioso presente?