La tal hija, a quien hoy se conoce como Kristina de Noruega, había nacido en el año 1234, en la verde, bonita, fresca y lluviosa ciudad de Bergen. En ese año 1257 (por lo tanto, con 23 años) hizo el viaje a España. Según parece, a su llegada le permitieron elegir el hermano del rey con el que habría de casarse, y escogió al que más le gustó, uno que se llamaba Felipe, con quien se casó en 1258.
La pareja se estableció en Sevilla. Se dice que la princesa nunca se acostumbró a España, que añoraba su tierra, y que murió de pena a los cuatro años, en 1262. Mi teoría particular es que la pobre mujer murió de calor, o peor aún, cansada de la guasa.
Fue enterrada en la Iglesia de San Cosme y San Damián, del pueblo de Covarrubias (provincia de Burgos), y allí sigue. Hace unos años abrieron el sarcófago y comprobaron que, efectivamente, allí reposaban los restos, bien conservados, de una mujer alta y rubia.
Y lo que dice la leyenda es que las mujeres que toquen la campara que está colocada junto a la tumba, encontrarán novio (o marido, o algo) dentro del año siguiente. No sé muy bien qué relación tiene esta leyenda con la triste historia de Kristina, pero es lo que hay. Me pareció entenderle a la guía que nos contó la historia que esa creencia había nacido en Noruega, y que las chicas venían desde allí a tocar la campanita de marras. En uno de los vínculos que he puesto más arriba, sin embargo, se afirma que esa leyenda “existe en Covarrubias”.
Ya que estamos en Covarrubias, nos daremos una vuelta por el pueblo. Empezamos por la iglesia donde descansa nuestra ya amiga Kristina, primero por fuera y luego por dentro:


El órgano que aparece al fondo tiene cierto renombre. En esta página hablan un poco más del instrumento, e incluso se puede escuchar su sonido a través de un vínculo que ponen al final.
En la misma iglesia está enterrado el conde Fernán González, quien aparece citado, en el año 932, como el primer conde de Castilla. Es la primera noticia que se tiene de Castilla como entidad política independiente.
Esta es una las puertas de entrada a la ciudad:

Aquí una sorprendente oferta de “jamón de caballo”, que nos ofrece “Cecinas Fernández”. Ahí en la foto sale el fax, por si alguien quiere encargarle unas lonchitas:

Esta es una plaza con las típicas casas del pueblo:
Y para terminar, otra plaza del pueblo, con la torre al fondo. Se supone que en esa torre está emparedada Doña Urraca Fernández, hija de Fernán González... otro detalle edificante de la Castilla profunda.
Epílogo para Roberto: existe una prolongación de esta leyenda –no te sabría decir si figura esculpida en una plancha de oro centenaria, o si me la estoy inventando mientras escribo estas líneas-, según la cual un buen día el fantasma de Kristina, del pueblo de los Fernández, cobraría cuerpo y gobernaría sobre una gran nación del Sur, al otro extremo de su Bergen natal… eso sí, la leyenda no nos ilumina sobre las acciones de ese fantasma en la tierra ni sobre su destino, como sabes las leyendas tienen que ser necesariamente vagas para poder ser certeras...
2 comentarios:
Pues que interesante la leyenda pero ya me imagino lo difícil que debe ser que te ofrezcan un menú de hermanos para elegir con el que te vas a casar así nadamás a ojo, que bueno que ya pasaron esos tiempos.
De las fotos se puede apreciar que es un pueblo que conserva un aspecto muy de época y fácilmente uno puede imaginarse la historia que cuentas desarrollándose en esos lugares.
Que bien que siempre te documentas para complementar tus entradas y me encantó eso de "puede mirar aquí o aquí" para accesar a los links. Más claro ni el agua jejeje.
Gracias por la complacencia.
Con respecto al epílogo en tu párrafo, Víctor, debo decir:
¡¡¡Ay, entonces estamos perdidos!!!
Saludos desde Buenos Aires.
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